Peligros de la ciencia especulativa
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él- para que nadie os engañe con palabras persuasivas... Por tanto,
de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él;
arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como
habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias. Mirad que
nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las
tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y
no según Cristo. Porque en él habita corporalmente toda la plenitud
de la Deidad, y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de
todo principado y potestad”.
Colosenses 2:2-10
.
[311]
He recibido la orden de decir a nuestros hermanos y hermanas:
Sigamos a Cristo; no olvidemos que él es nuestro modelo en todas
las cosas. Podemos apartar con seguridad todas las ideas que no
están en su enseñanza. Ruego a nuestros predicadores que procuren
estar seguros de que sus pies descansan sobre la plataforma de la
verdad eterna. Sed cuidadosos en cuanto a seguir vuestros impulsos,
atribuyéndolos al Espíritu Santo. Algunos están en peligro en este
sentido; quiero exhortarlos a sanear su fe y a ser capaces de dar, a
cuantos se las pidan, las razones de su esperanza.
Se nos quiere desviar de los deberes presentes
El enemigo procura apartar la mente de nuestros hermanos y
hermanas de la obra que consiste en preparar un pueblo capaz de sub-
sistir en el día postrero. Sus sofismas están calculados para desviar
la atención de los peligros y deberes de la hora presente. Inducen a
despreciar la luz que Cristo vino a comunicar a Juan para su pueblo.
Enseñan que los acontecimientos que están por sobrecogernos no
son bastante importantes para prestarles atención especial. Anulan
la verdad de origen celestial, y despojan al pueblo de Dios de su
experiencia pasada para sustituirla por una falsa ciencia.
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad
por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y
hallaréis descanso para vuestra alma”.
Jeremías 6:16
.
Nadie intente derribar los fundamentos de nuestra fe, que fue-
ron colocados en el principio de nuestra obra por el estudio de la
Palabra acompañado de oración y por las revelaciones. Sobre este
fundamento hemos edificado durante los cincuenta años que han
transcurrido. Los hombres pueden suponer que han encontrado un