Página 297 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

Basic HTML Version

Peligros de la ciencia especulativa
293
deber presente y la posición que debiéramos ocupar actualmente.
Debemos prestar atención a las advertencias que nos han sido dadas
línea tras línea, precepto tras precepto; si las descuidamos, ¿de qué
excusa nos valdremos?
Suplico a los que trabajan por Dios que no acepten lo falso por
lo auténtico. No pongáis la razón humana donde debiera estar la
verdad divina y santificadora. Cristo espera la ocasión de encender
la fe y el amor en el corazón de sus hijos. Ninguna doctrina errónea
reciba apoyo de parte del pueblo que debiera estar afirmado sobre el
pedestal de la verdad eterna. Dios nos invita a que nos aferremos a
los principios fundamentales que están basados sobre una autoridad
indiscutible.
Buscad el primer amor
Ha entrado en el corazón de no pocas personas que por mucho
tiempo han estado en la verdad un espíritu de crítica despiadado.
Son mordaces y buscan faltas en todo. Subieron al sitial de la justicia
y condenan a los que no se amoldan a sus ideas. Dios pide que se
humillen y se acerquen por medio del arrepentimiento y la confesión
de sus pecados. Les dice: “Pero tengo contra ti, que has dejado tu
primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete,
y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu
candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido”.
Apocalipsis
2:4, 5
. Procuran obtener el primer lugar y causan daño a muchos
corazones por sus palabras y sus hechos.
Contra este espíritu, contra esta falsa religión sentimental, que
es igualmente peligrosa, doy mi advertencia. Prestad atención, her-
[314]
manos y hermanas. ¿Quién es vuestro jefe? ¿Cristo o el ángel caído
del cielo? Examinaos a vosotros mismos para saber si estáis firmes
en la fe.
La palabra de Dios es nuestra salvaguardia
Nuestra consigna debe ser: “¡A la ley y al testimonio! Si no
dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”.
Isaías
8:20
. Tenemos una Biblia llena de preciosas verdades. Contiene el
alfa y la omega del conocimiento. La Escritura, dada por inspiración