Página 309 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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La importancia de buscar el verdadero
conocimiento
Es preciso que comprendamos en mayor medida los asuntos que
están en juego en el conflicto en que estamos empeñados. Necesita-
mos entender más plenamente el valor de las verdades que Dios ha
dado para este tiempo y el peligro de permitir que el gran engañador
distraiga nuestra atención de ellas.
El valor infinito del sacrificio requerido por nuestra redención da
a conocer el hecho de que el pecado es un mal tremendo. Por causa
del pecado, el organismo humano completo está en desarreglo, la
mente pervertida, y la imaginación corrompida. El pecado ha degra-
dado las facultades del alma. El corazón reacciona positivamente a
las tentaciones de afuera, y los pies se apresuran imperceptiblemente
hacia el mal.
Así como el sacrificio expiatorio en nuestro favor fue completo,
también nuestra restauración de la contaminación del pecado ha
de ser completa. La ley no excusa ningún acto de maldad; no hay
injusticia que se escape de la condenación. La vida de Cristo fue un
cumplimiento perfecto de todos los preceptos de la ley. Él dijo: “Yo
he guardado los mandamientos de mi Padre”.
Juan 15:10
. Su vida
es nuestra norma de obediencia y servicio.
Sólo Dios puede renovar el corazón. “Porque Dios es el que en
vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad”.
Pero también se nos pide: “Ocupaos en vuestra salvación con temor
y temblor”.
Filipenses 2:13, 12
.
Una obra que merece nuestra consideración
El mal no se puede corregir, ni tampoco puede obrarse la transfor-
mación del carácter, por medio de unos pocos esfuerzos esporádicos.
La santificación es la labor, no de un día, ni de un año, sino de toda
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una vida. La lucha por la conquista del yo, por la santidad y por el
cielo, es una lucha de toda la vida. Sin un esfuerzo continuo y una
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