Página 36 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
para su propio ensalzamiento. Le robaron a Dios el servicio que él
requería de ellos, y le robaron al prójimo la orientación religiosa y el
ejemplo piadoso. Dios finalmente envió a su Hijo para revelarle a la
humanidad el carácter del Invisible. Cristo vino y vivió en esta tierra
una vida de obediencia a la ley de Dios. Entregó su preciosa vida
para salvar al mundo e hizo mayordomos a sus siervos. Con el don de
Cristo todos los tesoros del cielo fueron dados al hombre. La iglesia
fue abastecida con el pan del cielo para las almas hambrientas. Este
fue el tesoro que se encargó al pueblo de Dios para ser llevado al
mundo. Debieron haber cumplido su deber fielmente, continuando
su obra hasta que el mensaje de misericordia hubiera rodeado el
mundo.
Cristo ascendió al cielo y envió su Santo Espíritu para dar poder
a la obra de sus discípulos. Miles se convirtieron en un día. En
una sola generación el evangelio fue llevado a toda nación bajo el
cielo. Pero poco a poco se produjo un cambio. La iglesia perdió
su primer amor. Se volvió egoísta y amante de la comodidad. El
espíritu de la mundanalidad fue aceptado. El enemigo hechizó a los
que Dios había dado luz para un mundo en tinieblas: una luz que
debió haberse esparcido en buenas obras. El mundo fue privado de
las bendiciones que Dios deseaba que la humanidad recibiera.
¿Acaso no se repite la misma cosa en esta generación? En nues-
tros días hay muchos que retienen lo que el Señor les ha encomen-
dado para la salvación de un mundo desapercibido y descarriado.
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En la Palabra de Dios se representa un ángel volando en medio del
cielo, “que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores
de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran
voz: Temed a Dios, y dadle honra, porque la hora de su juicio ha
llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las
fuentes de las aguas”.
Apocalipsis 14:6, 7
.
El mensaje de (
Apocalipsis 14
) es el mensaje que hemos de
llevar al mundo. Es el pan de vida para estos últimos días. Millones
de seres humanos perecen en ignorancia e iniquidad. Pero muchos
de aquellos a quienes Dios ha encomendado los depósitos de vida
miran a estas almas con indiferencia. Muchos olvidan que a ellos se
les ha encomendado el pan de vida para los que tienen hambre de
salvación.