Página 43 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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La obra dentro y fuera del país
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nero a los banqueros; y cuando venga el Maestro, podrás devolverle
lo suyo con creces. Tus recursos pueden ser empleados para enviar
y sostener a los mensajeros de Dios que por su voz y su influencia
darán el mensaje: “Preparad el camino del Señor, enderezad sus
sendas”.
Mateo 3:3
. Se están haciendo planes para que la causa
progrese, y ahora es el momento en que se ha de trabajar.
Si trabajas con abnegación, haciendo todo lo que puedas para
hacer progresar la causa de Dios en nuevos campos, el Señor te
ayudará, te fortalecerá y te bendecirá. Confía en la seguridad de
su presencia, que te sostiene, y que es luz y vida. Hazlo todo por
amor a Jesús y las preciosas almas por cuales murió. Trabaja con
un propósito puro y divinamente implantado de glorificar a Dios. El
Señor ve y entiende, y te empleará a pesar de tu debilidad, si ofreces
tu talento como don consagrado a su servicio, porque en el servicio
activo desinteresado los débiles se vuelven fuertes y gozan de su
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precioso elogio. El gozo del Señor es un elemento de fuerza. Si eres
fiel, la paz que sobrepuja todo entendimiento será tu recompensa en
esta vida, y en la venidera entrarás en el gozo de tu Señor.
* * * * *
23 de enero de 1903
Debo escribir algo concerniente a la manera en que nuestras
ciudades en Estados Unidos han sido pasadas por alto y descuidadas,
ciudades en las cuales no se ha proclamado la verdad. El mensaje
debe ser llevado a los millones de extranjeros que viven en estas
ciudades de los Estados Unidos.
No puedo entender por qué nuestro pueblo siente tan poca res-
ponsabilidad por emprender la obra que el Señor por años ha man-
tenido delante de mí: la de dar el mensaje de la verdad presente en
los estados del Sur. Son pocos los que han sentido que sobre sus
hombros descansa la responsabilidad de emprender esta obra. Nues-
tro pueblo no ha logrado entrar en nuevos territorios ni ha trabajado
en las ciudades del Sur. Vez tras vez el Señor me ha presentado las
necesidades de este campo, sin ningún resultado especial. A veces
me he sentido como si no pudiera aguantar más el peso de esta obra.
He pensado que si los hombres la siguieran descuidando, yo dejaría