Página 52 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y
la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios...”.
Efesios 6:10-17
.
“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y
más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a
fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos
de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y
alabanza de Dios”.
Filipenses 1:9-11
.
“Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de
Cristo,... firmes en un mismo espíritu, combatiendo unánimes por la
fe del evangelio, y en nada intimidados por los que se oponen, que
para ellos ciertamente es indicio de perdición, más para vosotros de
salvación; y esto de Dios. Porque a vosotros os es concedido a causa
de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por
él”.
vers. 27-29
.
Están siendo reveladas en estos postreros días visiones de una
gloria futura, escenas trazadas por la mano de Dios, y ellas deberían
ser estimadas por su iglesia. ¿Qué fue lo que sostuvo al Hijo de Dios
durante su traición y juicio? Vio el fruto de la aflicción de su alma
y quedó satisfecho. Captó una visión de la expansión de la eterni-
dad y vio la dicha de aquellos quienes a través de su humillación
recibirían perdón y vida eterna. Él fue herido por sus rebeliones,
molido por sus pecados. El castigo de su paz fue sobre él, y por
su llaga fueron curados. Su oído escuchó el grito triunfante de los
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redimidos. Escuchó a los redimidos cantando el cántico de Moisés y
del Cordero.
Debemos tener una visión del futuro y de la dicha celestial. Dete-
neos sobre el umbral de la eternidad y escuchad la grata bienvenida
dada a los que en esta vida han colaborado con Cristo, considerando
como un privilegio y honor el haber sufrido en su nombre. Al unirse
a los ángeles, depositan sus coronas a los pies del Redentor, mien-
tras exclaman: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el
poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y
la alabanza... Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la
alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos”.
Apocalipsis 5:12, 13
.
Allá los redimidos saludan a los que los condujeron al Salvador
levantado. Se unen en adoración de Aquel que murió para que los
seres humanos tuviesen la vida en la misma medida que la de Dios.