Página 64 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
¿No han sido avivadas vuestras fuerzas por la bendición que Dios
os ha otorgado? ¿No ha hecho la verdad una impresión más profunda
en vuestra alma? ¿No veis con mayor claridad la importancia de esta
verdad con referencia a los que perecen sin Cristo? Desde que Dios
claramente mostró su bendición, ¿estáis testificando por Cristo de
una manera más positiva y decidida que nunca antes?
El Espíritu Santo decididamente os ha traído a la mente las verda-
des importantes y vitales para este tiempo. ¿Ocultaréis y enterraréis
esta verdad? No, no. Ha de ser dada a los banqueros. Conforme el
hombre va utilizando fielmente sus talentos, no importa cuán peque-
ños sean, el Espíritu Santo toma las cosas de Dios, y las presenta de
un modo nuevo a la mente. Por medio del Espíritu, Dios hace de su
palabra un poder vivificador. Es viva y eficaz y ejerce una poderosa
influencia sobre las mentes, no por causa del conocimiento ni la
inteligencia del instrumento humano, sino porque el poder divino
trabaja con el poder humano. Y es al poder divino a quien ha de
darse toda la honra.
¿Nos dejaremos atraer por el egoísmo y la holgura con que vi-
ven los que disfrutan de comodidades temporales y tienen casas
atractivas? ¿Dejaremos de ser agentes morales y nos negaremos a
usar nuestras facultades para la salvación de las almas? ¿Se apaga-
rán nuestras voces? Dios entonces dejará caer su maldición sobre
nosotros, que hemos tenido tan grande luz, e inscribirá sobre las
paredes de nuestras casas las palabras: “Amadores de los deleites
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más que de Dios”.
2 Timoteo 3:4
. Les dará lengua a las piedras, y
ellas hablarán; pero Dios manda a los que están en Battle Creek que
marchen adelante.
Cómo obtener el éxito
Resolved, no por vuestra fuerza, sino en la fuerza y gracia que
Dios os da, que consagraréis a él ahora, en este momento, toda
facultad, toda habilidad. Entonces seguiréis a Jesús porque él os
llama, y no preguntaréis hacia dónde, o qué galardón os dará. Os irá
bien al obedecer su palabra: “Seguid en pos de mi”. La parte que
os corresponde es la de conducir a otros hacia la luz por medio del
esfuerzo juicioso y fiel. Bajo la protección del divino Jefe, decidid
obrar, resolved actuar, sin dilataros un solo momento.