Página 71 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Advertencias y consejos dados a la iglesia de Battle Creek
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de emplear sus facultades para los fines más elevados. No buscarán
ni exaltarse personalmente, ni menoscabarse.
La voluntad de Dios para nosotros
El conocimiento de Dios se obtiene en su Palabra. El conoci-
miento experimental de la verdadera piedad, que se encuentra en
la consagración y el servicio cotidianos, garantiza la más elevada
cultura de cuerpo, mente y alma. Esta consagración de todas nues-
tras facultades a Dios evita la exaltación propia. La impartición del
poder divino da honra a nuestra sincera búsqueda de la sabiduría, lo
cual nos capacitará para emplear nuestras más elevadas facultades
de tal manera que glorifiquen a Dios y sean una bendición para
nuestros prójimos. Derivadas de Dios, y no de creación propia, estas
facultades deben ser apreciadas como talentos divinos que han de
ser usados en su servicio.
Las facultades mentales que el cielo nos ha encomendado, han
de ser tratadas como potencias superiores para el gobierno del reino
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corporal. El apetito natural y las pasiones han de ser colocados bajo
el control de la conciencia y de las facultades espirituales.
La religión de Cristo nunca degrada al que la recibe; nunca
lo hace tosco ni áspero, descortés, presumido, sensual o duro de
corazón. Por el contrario, refina el gusto, santifica la mente, purifica
y ennoblece los pensamientos, llevándolos cautivos a la obediencia
a Cristo. El ideal de Dios para sus hijos es más elevado que todo
pensamiento humano. En su santa ley nos ha dado un trasunto de su
carácter.
Cristo es el más grande maestro que el mundo jamás haya cono-
cido. ¿Y cuál es la norma que él mantiene ante todos los que creen
en él? “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está
en los cielos es perfecto”.
Mateo 5:48
. Así como Dios es perfecto
en su esfera, el hombre puede ser perfecto en la suya.
El ideal del carácter cristiano es la semejanza a Cristo. Tenemos
abierto ante nosotros un camino para el constante progreso. Tenemos
un objetivo que lograr, una norma que alcanzar, que abarca todo lo
que es bueno, puro, noble, y sublime. Que haya siempre un esfuerzo
continuo y progreso constante hacia adelante y hacia arriba, en
dirección de la perfección de carácter.