Página 74 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 8 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 8
la facultad del discernimiento, que debiera mantenerse viva y sensi-
ble para discernir entre lo sagrado y lo profano, es en gran medida
destruida. Demasiado a menudo las imaginaciones y los designios
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humanos se aceptan como divinos. Algunas almas actuarán ciega
e insensiblemente, listas para adoptar sentimientos bajos, profanos
y aun paganos, a la par que se oponen a las manifestaciones del
Espíritu Santo.
Desviados del bien
Cooranbong, Australia,
12 de enero de 1898.
Me alegra que el Señor en su misericordia esté otra vez visitando
a la iglesia. Mi corazón tiembla al pensar en las tantas veces que
él ha venido y su Santo Espíritu ha obrado dentro de la iglesia;
pero después de pasado el efecto inmediato, sus misericordiosas
relaciones fueron olvidadas. El orgullo y la indiferencia espiritual
se registraron en el cielo. Aquellos que fueron tocados por la rica
misericordia y la gracia de Dios deshonraron a su Redentor a causa
de su incredulidad...
El Salvador a menudo os ha visitado en Battle Creek. Tan cierta-
mente como transitó por las calles de Jerusalén, anhelando infundir
el soplo de vida espiritual en el corazón de los que estaban desani-
mados y a punto de morir, ha venido a vosotros. Las ciudades que
fueron tan grandemente bendecidas por su presencia, su perdón, su
don de sanidad, lo rechazaron; y la misma evidencia, es más, una
mayor evidencia de amor no correspondido, ha sido dada en Battle
Creek. No ha colmado Cristo a su iglesia de beneficios y bendicio-
nes? ¿No ha enviado a sus siervos con mensajes de perdón y justicia,
para ser dados libremente a todos los que quieran recibirlos?
Jerusalén es un símbolo de lo que la iglesia será si rehúsa andar
en la luz que Dios ha dado. Jerusalén fue favorecida por Dios como
la depositaria de los intereses sagrados de Dios. Pero sus habitan-
tes pervirtieron la verdad, y rechazaron todo ruego y advertencia.
No apreciaron sus consejos. Contaminaron los atrios del templo
con mercancía y robo. Albergaban en su corazón el egoísmo y el
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amor por las riquezas, la envidia y la disensión. Cada uno por su
propio lado procuraba lograr alguna ganancia. Cristo se retiró de