Página 101 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Una obra para hoy
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dre mío, si es posible, pase de mí este vaso; empero no como yo
quiero, sino como tú”.
Mateo 26:39
. Mientras suplicaba a su Padre,
grandes gotas de sangre rodaban por su cara y caían en el suelo.
Las potestades de las tinieblas se congregaban alrededor de él para
desanimarlo.
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Levantándose del suelo, volvió adonde estaban sus discípulos
a los que había recomendado que velasen y orasen con él, por te-
mor a que fuesen presa de la tentación. El quería cerciorarse de si
comprendían su agonía; experimentaba la necesidad de simpatía
humana. Pero los halló dormidos. Por tres veces fue a ellos y cada
vez los encontró durmiendo.
Por tres veces el Salvador pronunció la oración: “¡Padre mío, si
es posible pase de mí este vaso!” Fue entonces cuando el destino de
un mundo perdido tembló en la balanza. Si Cristo hubiese rehusado
beber la copa, el resultado habría sido la ruina eterna de la huma-
nidad. Pero un ángel del cielo fortaleció al Hijo de Dios para que
aceptara y bebiera la amarga copa.
¡Cuán pocos hay que se den cuenta de que todo eso ha sido
sobrellevado para ellos personalmente! ¡Cuán pocos razonan de esta
manera: “Esto fue hecho por mí, a fin de que yo pueda formar un
carácter digno de la vida eterna”!
Mientras estas cosas me eran presentadas de una manera tan
vivida, me decía a mí misma: “Nunca podré exponer este asunto
tal como es”; y sólo os he dado una débil descripción de lo que se
me permitió ver. Al pensar en la copa que tembló en la mano del
Salvador; al comprender que hubiese podido negarse a beberla y
dejar al mundo perecer en su pecado, hice la decisión de consagrar
todas las energías de mi ser a ganar almas para él.
Cristo vino al mundo para sufrir y morir, a fin de que, por la fe en
él y apropiándonos sus méritos, llegásemos a colaborar con Dios. El
designio del Salvador era que una vez que él hubiese subido al cielo,
para allí interceder en favor de los seres humanos, sus discípulos
continuasen la obra emprendida por él. ¿No se preocuparán los
hombres por dar el mensaje a los que moran en tinieblas? Hay
quienes están listos para ir hasta los extremos de la tierra, a llevar
a los hombres la luz de la verdad; pero Dios quiere que toda alma
que conozca la verdad se esfuerce por infundir a otros el amor a la
verdad. ¿Cómo podremos ser estimados dignos de entrar en la ciudad