Página 103 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Una obra para hoy
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ello. Empleemos todo talento en la obra de Dios. Los que reciban
la verdad, mediante sus esfuerzos, deben aumentar el número de
los hombres y mujeres que colaborarán con Dios. Hay que alum-
brar y enseñar a la gente para que pueda servir a Dios de manera
inteligente; deben crecer continuamente en el conocimiento de la
justicia.
El cielo entero se interesa en la ejecución de la obra que Cristo
vino a hacer en el mundo. Los agentes celestiales preparan el ca-
mino para que la luz de la verdad brille en los lugares oscuros. Los
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ángeles están listos para entrar en comunicación con los que quieran
emprender la obra que nos ha sido asignada desde hace años. ¿No
nos dedicaremos con energía a buscar los medios de trabajar en las
ciudades grandes? Muchas ocasiones se han perdido ya porque no
se emprendió inmediatamente esta obra y no se supo avanzar con
fe. El Señor dice: “Si hubieseis creído los mensajes que os dirigí, no
habría tanta falta de obreros y de medios para sostenerlos”.
La venida de Cristo se acerca apresuradamente. El tiempo que
nos queda para trabajar es corto, y hay hombres y mujeres que pere-
cen. Dijo el ángel: “¿No debieran los hombres que han recibido tanta
luz cooperar con Aquel que envió a su Hijo al mundo para dar a los
hombres la luz y la salvación?” ¿Acaso los hombres que recibieron
el conocimiento de la verdad, renglón tras renglón, precepto tras pre-
cepto, un poco aquí y otro poco allá, tendrán en poca estima a Aquel
que vino a la tierra para hacer a todo creyente partícipe de su divino
poder? Así es como la divinidad de Cristo debía hacerse efectiva en
la salvación de la familia humana y dar eficacia ala intercesión de
nuestro Sumo Sacerdote ante el trono de Dios. En el cielo es donde
el plan fue ideado. ¿No sabrán apreciar una bendición tan grande los
que fueron comprados a tan alto precio?
El Señor no puede aprobar a un pueblo que, aunque hace profe-
sión de piedad y declara creer en su próxima venida, deja sin advertir
a las ciudades de que pronto van a caer juicios sobre la tierra. Los
que obran así deberán dar cuenta de su negligencia. Cristo dio su
preciosa vida para salvar a la gente que perece en sus pecados. ¿Nos
negaremos a cumplir la obra que se nos asignó, y a cooperar con
Dios y con los agentes celestiales? Millares de personas obran de
este modo porque no se identifican con Cristo ni manifiestan en su
vida su gran sacrificio, por medio de obras de justicia que sean frutos