Página 105 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Una obra para hoy
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Quiera Dios ayudaros a entregaros a esta obra como jamás lo habéis
hecho.
Empecemos a trabajar con aquellos que todavía no tienen la
luz. “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra -dice el
Señor, y agrega-: He aquí, yo estoy con vosotros todos los días”.
Mateo 28:18, 20
. Lo que necesitamos es una fe viva que nos haga
proclamar sobre el abierto sepulcro de José de Arimatea que tenemos
un Salvador vivo, que irá delante de nosotros y obrará con nosotros.
Dios hará la obra si le damos los instrumentos. Debe manifestarse
entre nosotros mucha más oración y mucho menos espíritu de duda.
Debemos colocar el ideal muy alto, siempre más alto ante el mundo.
Debemos recordar que Cristo está siempre a nuestra derecha cuando
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anunciamos la libertad a los cautivos y damos el pan de vida a las
almas hambrientas. Cuando recordemos constantemente la urgencia
e importancia de nuestra obra, la salvación de Dios se revelará en
forma notable.
Dios nos ayude a vestir la armadura y a obrar con fervor como
quienes reconocen que las almas merecen salvarse. Procuremos
una nueva conversión. Necesitamos la presencia del Santo Espíritu
de Dios para enternecer nuestros corazones y evitar el espíritu de
aspereza en nuestro trabajo. Ruego a Dios que su Santo Espíritu
tome plena posesión de nuestros corazones. Procedamos como hijos
de Dios, que buscan sus consejos y están listos para seguir sus planes
dondequiera que les sean presentados. Dios será glorificado por un
pueblo tal y los testigos de nuestro celo dirán: Amén, amén.
“Despierta, despierta, vístete tu fortaleza, oh Jerusalén, ciudad
santa... ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae
alegres nuevas, del que publica la paz, del que trae nuevas del bien,
del que publica salud, del que dice a Sion: Tu Dios reina! ¡Voz de tus
atalayas! Alzarán la voz, juntamente darán voces de júbilo; porque
ojo a ojo verán que Jehová vuelve a traer a Sion. Cantad alabanzas,
alegraos juntamente, soledades de Jerusalén: porque Jehová ha con-
solado su pueblo, a Jerusalén ha redimido. Jehová desnudó el brazo
de su santidad ante los ojos de todas las gentes; y todos los términos
de la tierra verán la salud del Dios nuestro”.
Isaías 52:1, 7-10
.
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