Página 113 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Métodos de trabajo
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El desarrollo de talentos en la iglesia
En toda iglesia hay talentos, los cuales, con el trabajo adecuado,
pueden desarrollarse a fin de convertirlos en gran ayuda para la obra.
Lo que ahora se necesita para la edificación de nuestras iglesias es la
excelente obra de los sabios obreros que puedan discernir y desarro-
llar talentos en la iglesia, talentos que puedan entrenarse para que el
Maestro pueda usarlos. Debiera haber planes bien organizados para
emplear obreros que vayan a todas las iglesias, grandes y pequeñas,
para enseñar a los miembros a trabajar para la edificación de la igle-
sia y también por los incrédulos. Lo que se necesita es educación y
formación. Los que trabajan en la visitación de las iglesias debieran
enseñar a los hermanos y hermanas métodos prácticos para llevar a
cabo la obra misionera.
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Toda la predicación del mundo no logrará que los miembros
sientan profundamente la necesidad de las almas que perecen a su
alrededor. Nada despertará más en los miembros un celo que los
mueva a obrar con sacrificio, que enviarlos a los nuevos campos para
que trabajen por los que viven en las tinieblas. Preparad obreros
para que vayan a los lugares populosos y a los lugares donde hay
menos gente. Necesitamos agrónomos sabios que puedan trasplantar
árboles a nuevas localidades y les den los cuidados necesarios para
que puedan crecer. El pueblo de Dios tiene el deber positivo de
ir a lugares alejados. Enviad fuerzas a preparar nuevos lugares y
establecer nuevos centros de influencia dondequiera encuentren una
oportunidad. Reunid obreros con auténtico celo misionero y enviad-
los a difundir luz y conocimiento lejos y cerca. Instadlos a llevar los
principios vivientes de la reforma pro salud a las comunidades que
ignoran en gran medida estos principios.
Hay que animar a personas humildes a que trabajen en la obra
de Dios. Obtendrán una valiosa experiencia a medida que trabajen.
Hay escasez de obreros y no podemos privarnos ni de uno solo. En
lugar de desanimar a los que tratan de servir al Maestro, debiéramos
animar a más obreros a que entren en el campo.