Página 137 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Consejos para los ministros
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lo que significa estar así unidos con Cristo y nuestros hermanos,
una fragante influencia emanará de nuestro trabajo dondequiera que
vayamos.
Los obreros que trabajan en las grandes ciudades deben desem-
peñar sus diversas partes y hacer todo lo posible para producir los
mejores resultados. Deben hablar con fe y actuar de tal modo que
impacten a la gente. No deben estrechar la obra de acuerdo con sus
ideas personales. En el pasado hemos actuado excesivamente de
este modo como pueblo, lo que ha estorbado el éxito de la obra.
Recordemos que el Señor tiene diversos modos de trabajar y dife-
rentes obreros a quienes concede diversos dones. Debemos ver su
propósito al enviar a ciertos hombres a determinados lugares.
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La voz de la misericordia se escuchará durante un tiempo más;
por un tiempo más se oirá la bondadosa invitación: “Si alguno tiene
sed, venga a mí y beba”.
Juan 7:37
. Dios envía sus mensajes de
amonestación a las ciudades en todas partes. Que los mensajeros
que él envía trabajen con tanta armonía que todos vean que han
aprendido de Jesús.
Con la humildad de Cristo
Ningún ser humano debe procurar vincular a otros seres humanos
consigo mismo con la intención de controlarlos, para decirles lo
que deben hacer y lo que no deben hacer, ordenando, dictando y
actuando como un oficial sobre una compañía de soldados. Así es
como actuaron los sacerdotes y dirigentes en los días de Cristo,
pero no es la forma correcta de actuar. Después que la verdad ha
impresionado los corazones, y hombres y mujeres han aceptado sus
enseñanzas, deben ser tratados como propiedad de Cristo, y no como
propiedad del hombre. Al unir las mentes a vosotros mismos, las
conducís a desconectarse de la fuente de su sabiduría y suficiencia.
Su dependencia debe ser totalmente de Dios; sólo así podrán crecer
en la gracia.
Por mucho que una persona pretenda tener conocimiento y sa-
biduría, a menos que actúe bajo la dirección del Espíritu Santo,
será muy ignorante de las cosas espirituales. Necesita comprender
el peligro de su insuficiencia y depender totalmente de Aquel que
puede mantener las almas comprometidas con su verdad, capaz de