Página 139 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Consejos para los ministros
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de Cristo es el mejor para hacer frente a nuestros opositores. Forta-
lecemos sus argumentos cuando repetimos lo que dicen. Mantened
siempre una actitud afirmativa. Podría suceder que la misma persona
que se opone estime vuestras palabras y se convierta a la verdad que
ha llegado a su entendimiento.
He dicho con frecuencia a nuestros hermanos: “Vuestros oposi-
tores harán declaraciones falsas acerca de vuestra obra. No repitáis
esas declaraciones, sino que aferraos a vuestras aseveraciones acerca
de la verdad viviente, y los ángeles de Dios abrirán el camino ante
vosotros. Tenemos una importante obra que debemos realizar, y de-
bemos llevarla a cabo con sensatez. No nos pongamos nerviosos ni
abriguemos sentimientos malignos. Cristo no lo hizo, y él es nuestro
ejemplo en todas las cosas. Para llevar a cabo la obra que se nos ha
encomendado necesitamos una provisión mayor de sabiduría celes-
tial humilde y santificada, y menos del yo. Necesitamos aferrarnos
firmemente del poder divino”.
Los que se han alejado de nuestra fe volverán a nuestras con-
gregaciones para apartar nuestra atención de la obra que Dios desea
que hagamos. No podéis permitiros apartar vuestros oídos de la ver-
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dad para escuchar fábulas. No tratéis de convertir a la persona que
pronuncia palabras de condenación contra vuestra obra; en cambio,
haced ver que estáis inspirados por el Espíritu de Jesucristo, y los
ángeles de Dios pondrán en vuestros labios palabras que llegarán
hasta el corazón de los opositores. Si esas personas insisten en sus
acusaciones, los miembros de la congregación que tienen mayor
sensatez comprenderán que vuestras normas son las más elevadas.
Hablad de tal manera que resulte evidente que Jesús está hablando a
través de vosotros.
Es necesario trabajar de todo corazón
Si nuestros ministros comprendieran cuán pronto los habitantes
del mundo tendrán que comparecer ante el tribunal del juicio de Dios,
para dar cuenta de las obras realizadas en el cuerpo, ¡con cuánto
fervor trabajarían juntamente con Dios para presentar la verdad!
Cuán incansablemente trabajarían para hacer avanzar la causa de
Dios en el mundo y proclamarían con sus palabras y acciones: “Mas
el fin de todas las cosas se acerca”.
1 Pedro 4:7
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