Página 186 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
Los niños y adolescentes que asistan a estas escuelas deberán
aprender más que solamente a leer. Hay que enseñarles, además,
diversas habilidades industriales. Los alumnos deben tener acceso
a instalaciones donde puedan aprender oficios que les permitan
sostenerse a sí mismos.
Nuestras iglesias del norte, como también las del sur, debieran
hacer todo lo posible para ayudar a sostener la obra educativa para
los niños de raza negra. Las escuelas que ya están establecidas
debieran ser mantenidas fielmente. La fundación de nuevas escuelas
requerirá fondos adicionales. Que todos nuestros miembros hagan su
parte con sinceridad para colocar estas escuelas en terreno ventajoso.
Además de dedicarse a esta clase de trabajo escolar, nuestros
hermanos afroamericanos podrían realizar una excelente obra al
establecer escuelas dominicales misioneras y escuelas sabáticas
entre su propio pueblo; escuelas en las que los jóvenes puedan ser
instruidos por profesores que rebosen de amor por las almas.
Nuevas oportunidades se presentan continuamente en los estados
del sur del país, y muchos afroamericanos inteligentes y cristianos
serán llamados a la obra. Pero por diversas razones, los hombres
blancos deben ser elegidos como dirigentes. Todos somos miembros
del mismo cuerpo y estamos completos únicamente en Cristo Jesús,
quien elevará a sus hijos del bajo nivel al que el pecado los ha
degradado y los colocara en el lugar donde se los reconocerá en las
cortes celestiales como obreros juntamente con Dios.
Hay trabajo que debe realizarse en muchos lugares difíciles, y de
estas escuelas surgirán obreros talentosos. Que la obra sea dirigida
de tal manera que los obreros negros se eduquen para trabajar por su
propia raza. Entre ellos hay muchos que tienen talento y habilidad.
Busquemos a estos hombres y mujeres y enseñémosles a dedicarse
a la obra de salvar almas. Dios cooperará con ellos y les dará la
victoria.
“Obreros juntamente con Dios”
El Señor escucha los lamentos de los que se ocupan en su servi-
cio. Ha prometido: “Sobre ti fijaré mis ojos”.
Salmos 32:8
. Andad
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humildemente con Dios y pedidle que os muestre claramente la sen-
da del deber. Cuando hable a sus representantes y les pida que sean