Página 192 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
que están en tinieblas en lo que concierne a la verdad? Cristo cubrió
su divinidad con humanidad, para poder venir al mundo a elevar a
los seres humanos caídos. ¿No debieran sus seguidores, por amor a
él estar dispuestos a someterse a muchas cosas injustas y aflictivas
de soportar, para ayudar precisamente a los que necesitan ayuda?
Que la obra se haga de tal forma que no despierte el prejuicio que
cerraría las puertas que ahora están abiertas para que entre la verdad.
Los hombres de talento que hay entre los creyentes de raza
negra deben ser obreros juntamente con Dios en beneficio de su
propio pueblo. Habrá ocasiones cuando tendrán oportunidad para
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dar testimonios en reuniones bajo carpa con numerosa asistencia,
los que alcanzarán a multitud de personas. Estas oportunidades se
presentarán a medida que se trabaje en el campo del sur del país y
se proclame el mensaje en alta voz. Cuando se derrame el Espíritu
Santo, se producirá el triunfo de la humanidad sobre el prejuicio en
la búsqueda de la salvación de los seres humanos. Dios controlará
las mentes. Los corazones humanos amarán como Cristo amó. Y
muchos considerarán el tema racial en forma muy diferente de como
es considerado ahora. Amar como Cristo ama, eleva la mente hacia
una atmósfera pura, celestial y carente de egoísmo.
El que se encuentra relacionado estrechamente con Cristo es
elevado por encima del prejuicio del color de la piel o las castas. Su
fe se aferra de las realidades eternas. El Autor divino de la verdad
debe ser ensalzado. Nuestros corazones deben estar llenos con la fe
que obra por amor y purifica el alma. La obra del buen samaritano
es el ejemplo que debemos imitar.
No debemos agitar la cuestión racial, para no despertar el pre-
juicio y producir una situación crítica. La luz del mensaje del tercer
ángel debe presentarse a los que necesitan luz. Debemos trabajar con
calma, calladamente y con fidelidad, confiando en nuestro Hermano
mayor. No debemos apresurarnos a definir el derrotero exacto que
deberá seguirse en el futuro con respecto a la relación que deberá
mantenerse entre los blancos y los negros. La verdad para este tiem-
po debe proclamarse a las multitudes que viven en los estados del
sur. Hay que despejar el camino de todo obstáculo, hasta donde sea
posible. Que el mensaje evangélico sea presentado a la gente. Que
se trabaje por los de raza blanca y raza negra en forma separada con
características propias, y dejemos que el Señor se ocupe del resto.