Página 206 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
hermanos desean que alcancen la norma más elevada y que están
dispuestos a ayudarles. Y si fallan en alguna cosa, no os apresuréis
a condenarlos y separarlos de la obra.
[180]
Hay que tratar a la raza negra con justicia e imparcialidad. Cristo
exige de sus siervos tierna compasión por los que sufren, simpatía
por los infortunados y generosa consideración por los que tienen
mala conducta.
* * * * *
Los pobres no están excluidos del privilegio de dar. Ellos, lo
mismo que los ricos, pueden participar en la obra. La lección que
Cristo dio acerca de las dos moneditas de la viuda nos muestra que
hasta las ofrendas voluntarias más pequeñas de los pobres, cuando
son presentadas con amor y de todo corazón, son tan aceptables
como las cuantiosas donaciones de los ricos. En las balanzas del
santuario, los dones de los pobres, hechos con amor a Cristo, no
se estiman por la cantidad dada, sino por el amor que motiva el
sacrificio.
[181]