Página 229 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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La mayordomía fiel
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sí mismos, no son los objetivos a los cuales el Señor ha dicho que
debe dedicarse el diezmo. Quienes dedican el diezmo a esos fines,
se están apartando de las disposiciones de Dios. El Señor juzgará
esas cosas.
Alguien puede pensar que el diezmo se puede aplicar al sos-
tenimiento de una escuela de iglesia. Otros pueden decir que los
colportores debieran sostenerse con el diezmo. Pero se comete un
grave error cuando se desvía el diezmo del objetivo para el cual se
ha establecido, que es el sostén de los ministros. Debiera haber en la
actualidad en el campo cien obreros bien capacitados donde ahora
hay uno solo.
Una obligación solemne
El diezmo es sagrado y ha sido reservado por Dios para sí mismo.
Hay que traerlo a su tesorería para que se use en el sostén de los
obreros evangélicos. Se ha robado al Señor durante mucho tiempo,
porque hay quienes no comprenden que el diezmo es la porción que
Dios se ha reservado.
Algunos no han estado satisfechos y han dicho: “No seguiré
pagando el diezmo, porque no tengo confianza en la forma como
se administran las cosas en el corazón de la obra. ¿Pero robaréis a
Dios porque pensáis que la dirección de la obra no es adecuada?
Presentad vuestras quejas claramente y con franqueza, con el espíritu
debido y a las personas responsables. Pedid que se hagan los ajustes
necesarios; pero no retengáis lo que le corresponde a la obra de
Dios, y no seáis infieles, porque otras personas no están obrando
correctamente.
Leed con atención el tercer capítulo de Malaquías y ved lo que
Dios dice acerca del diezmo. Si nuestras iglesias se afirman en la
palabra de Dios y devuelven fielmente el diezmo a su tesorería, más
obreros se sentirán animados a dedicarse a las labores ministeriales.
Más hombres se ocuparían en la obra ministerial si no se les dijera
que no hay fondos en la tesorería. Debiera haber abundante provisión
en la tesorería del Señor, y la habría si los corazones y manos egoístas
no hubieran retenido los diezmos o si no los hubieran utilizado para
financiar otros trabajos que ellos favorecían.
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