Página 230 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
Los recursos que se han reservado para Dios no deben utilizarse
en forma descuidada. El diezmo le pertenece a Dios, y los que
se entremeten con él serán castigados con la pérdida de su tesoro
celestial, a menos que se arrepientan. Que la obra no siga limitándose
debido a que el diezmo ha sido desviado hacia otras empresas que
no son la que Dios ha establecido. Hay que hacer provisión para
esos otros proyectos de la obra. Tienen que ser sostenidos, pero no
con el dinero del diezmo. Dios no ha cambiado; el diezmo todavía
debe utilizarse para el sostenimiento del ministerio. La iniciación
de la obra en nuevos campos requiere mayor servicio ministerial del
que ahora tenemos, por lo que debe haber recursos en la tesorería.
Los que trabajan como ministros tienen una solemne respon-
sabilidad que es extrañamente descuidada. A algunos les agrada
predicar, pero no dedican trabajo personal a las iglesias. Existe una
gran necesidad de instrucción con respecto a las obligaciones y
deberes hacia Dios, especialmente en lo que concierne al pago hon-
rado del diezmo. Nuestros ministros se sentirían muy agraviados si
no se les pagara a tiempo por su trabajo. ¿Pero considerarán ellos
que debe haber recursos en la tesorería de Dios para sostener a los
obreros? Si dejan de cumplir su deber de educar a la gente para que
devuelvan fielmente lo que le pertenece a Dios, se producirá escasez
de recursos en la tesorería para hacer avanzar la obra del Señor.
El responsable del rebaño de Dios debiera cumplir fielmente su
deber. Si adopta la posición de que no cumplirá el deber porque éste
no le resulta agradable, y que por lo tanto lo dejará para que otro
lo haga, no es un obrero fiel. Que lea en Malaquías las palabras del
Señor que culpan de robar a Dios a la gente que retiene el diezmo. El
Dios poderoso declara: “Malditos sois con maldición”.
Malaquías
3:9
. Cuando el que ministra en palabra y doctrina ve que los miem-
bros siguen un comportamiento que les acarreará esta maldición,
¿cómo puede descuidar su deber de instruirlos y amonestarlos? Cada
miembro de iglesia debiera ser enseñado a ser fiel en la devolución
honrada del diezmo.
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y
probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré
las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendiciones
hasta que sobreabunde”.
vers. 10
.