Página 237 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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El espíritu de independencia
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el mayor poder para evitar los movimientos espurios, y refutar los
asertos que no son apoyados por la Palabra de Dios! Necesitamos
sostener en forma pareja las riendas, a fin de que no se quebrante
el sistema de organización y orden que fue edificado por una labor
sobria y cuidadosa.
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No se debe dar licencia a los elementos desordenados que desean
controlar la obra en este tiempo.
Algunos han sostenido que a medida que nos acercamos al fin del
tiempo, cada hijo de Dios actuará independientemente de cualquier
organización religiosa. Pero el Señor me ha indicado que en esta
obra no es posible que cada hombre sea independiente. Las estrellas
del cielo están todas bajo el imperio de la ley. Cada una influye
sobre la otra para que haga la voluntad de Dios y el conjunto presta
su obediencia común a la ley que controla su acción. Así también,
para que la obra del Señor progrese en forma segura, sus hijos deben
trabajar unidos.
Los movimientos espasmódicos y nerviosos de algunos que
aseveran ser cristianos pueden compararse al trabajo de caballos
fuertes, pero no amaestrados. Cuando el uno tia hacia adelante,
el otro se echa hacia atrás; y a la voz del amo, uno se precipita
hacia adelante y el otro permanece inconmovible. Si los hombres
no quieren obrar en concierto en la magna y grandiosa obra para
este tiempo, habrá confusión. No es buena señal cuando los hombres
se niegan a unirse con sus hermanos y prefieren actuar solos. Que
los obreros hagan confidentes suyos a los hombres que se sienten
libres para señalar toda desviación de los principios correctos. Los
que llevan el yugo de Cristo no pueden tirar por separado, sino que
obrarán con Cristo.
Algunos obreros tiran con toda la fuerza que Dios les ha dado,
pero no han aprendido todavía que no deben tirar solos. En vez de
aislarse, tiren en armonía con sus colaboradores. A menos que lo
hagan así, su actividad se producirá en el momento inoportuno y
en forma errónea. Con frecuencia contrarrestarán aquello que Dios
quisiera que se hiciese, y así su trabajo se habrá malgastado.