Página 238 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
Unidad en la diversidad
Por otro lado, los dirigentes del pueblo de Dios deben precaverse
contra el peligro de condenar los métodos de los obreros que sean
inducidos individualmente por el Señor a hacer una obra especial
que muy pocos están preparados para hacer. Sean los hermanos
que llevan responsabilidad lentos para criticar cualquier actuación
que no armonice perfectamente con sus métodos de labor. Nunca
deben suponer que todo plan debe reflejar su propia personalidad.
No teman confiar en los métodos de otro; porque al privar de su
confianza a un colaborador que, con humildad y celo consagrado,
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está haciendo una obra especial de la manera señalada por Dios,
retardan el progreso de la causa del Señor.
Dios puede emplear a los que no han recibido educación cabal
en las escuelas de los hombres, y los empleará. Dudar de su poder
para hacer esto, es manifestar incredulidad; es limitar el poder om-
nipotente de Aquel para quien nada es imposible. ¡Ojalá que se vea
menos de esta cautela desconfiada e inoportuna! Deja sin uso mu-
chas fuerzas de la iglesia; cierra el camino de modo que el Espíritu
Santo no puede emplear a los hombres; mantiene en la ociosidad
a los que anhelan dedicarse a las actividades de Cristo, disuade de
entrar en la obra a muchos que llegarían a ser obreros eficientes con
Dios si se les diese una oportunidad justa.
Para el profeta, las ruedas que había dentro de otras ruedas y la
apariencia de los seres vivos que estaban relacionados con ellas, eran
cosas intrincadas e inexplicables. Pero se ve la mano de la Sabiduría
Infinita entre las ruedas y un orden perfecto es el resultado de su
obra. Cada rueda, dirigida por la mano de Dios, obra en perfecta
armonía con toda otra rueda. Se me ha mostrado que los instrumen-
tos humanos propenden a procurar demasiado poder y a tratar de
controlar ellos mismos la obra. Excluyen demasiado de sus métodos
y sus planes al Señor Dios, el poderoso Artífice, y no le confían todo
lo relativo al progreso de la obra. Nadie debe imaginarse por un
momento siquiera que puede manejar las cosas que pertenecen al
gran YO SOY. En su providencia Dios está preparando un camino
para que la obra pueda ser hecha por los agentes humanos. Por lo
tanto, esté cada uno en su puesto del deber, para desempeñar su parte
en este momento, sabiendo que Dios es su instructor.