Página 241 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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La distribución de responsabilidades
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irá en paz a su lugar.” Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo
todo lo que dijo. Escogió Moisés varones de virtud de entre todo
Israel, y los puso por jefes sobre el pueblo, sobre mil, sobre ciento,
sobre cincuenta, y sobre diez. Y juzgaban al pueblo en todo tiempo.
El asunto difícil lo traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto
pequeño”.
Éxodo 18:13-26
.
[211]
En el primer capítulo de los Hechos, se nos dan igualmente
instrucciones en cuanto a la elección de los obreros que deben llevar
responsabilidades en la iglesia. La traición de Judas había dejado
una vacante en las filas de los apóstoles, y era necesario elegir un
reemplazante. Pedro se expresó de esta manera:
“Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos
con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre
nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en
que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con
nosotros, de su resurrección. Y señalaron a dos: a José, llamado
Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. Y orando,
dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál
de estos dos has escogido, para que tome la parte de este ministerio y
apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio
lugar. Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue
contado con los once apóstoles”.
Hechos 1:21-26
.
Estos pasajes nos enseñan que el Señor destina a ciertos hombres
para ocupar puestos determinados. Enseñará a su pueblo a usar de
circunspección y a elegir juiciosamente a hombres que no traiciona-
rán los cometidos sagrados. Si en los días de Cristo era necesario que
los creyentes usasen de prudencia para la elección de los hombres
que habían de asumir las responsabilidades, cuánto mayor será en
este tiempo nuestra necesidad de obrar con gran discreción. Debe-
mos presentar a Dios cada caso, y en oración ferviente pedir al Señor
que elija por nosotros.
El Dios del cielo ha escogido a hombres de experiencia para lle-
var las responsabilidades de su causa. Esos hombres han de ejercer
una influencia especial. Si se concede a todos el poder dado a esos
hombres escogidos, habrá que hacer un alto. Los que son elegidos
para llevar cargas en la causa de Dios no deben mostrarse impru-
dentes, ni llenos de confianza en sí mismos, ni tampoco egoístas.
Nunca deben su influencia y su ejemplo estimular el mal. El Señor