Página 243 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

Basic HTML Version

La distribución de responsabilidades
239
mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para
vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Mateo
11:20-30
.
Siempre hay seguridad en ser manso, humilde y compasivo;
pero a la vez se debe ser firme como la roca en lo que concierne
a las enseñanzas de Cristo. Hay que sujetarse estrictamente a sus
enseñanzas. No hay que perder de vista una sola de sus palabras. La
verdad permanece para siempre. No debemos confiar en mentira o
[213]
simulación alguna. Los que lo hagan hallarán que ello cuesta la vida
eterna. Debemos hacer sendas rectas para nuestros pies, no sea que
el cojo se extravíe. Cuando los cojos se alejan del camino seguro,
¿a quién hay que culpar sino a aquellos que los han engañado?
Anularon el consejo de Aquel cuyas palabras son vida eterna, para
seguir las obras engañosas que tienen por autor al padre de la mentira.
Tengo algo que decir a todos los que creen poder educarse en
Battle Creek. El Señor aniquiló las dos mayores de nuestras institu-
ciones establecidas en Battle Creek [el sanatorio y la casa editora
Review and Herald], y nos ha enviado una amonestación tras otra,
así como antaño Cristo amonestó a Betsaida y Capernaúm. Convie-
ne prestar la mayor atención a cada palabra que sale de la boca de
Dios. No se puede, sin pecado, apartarse de las Palabras de Cristo.
El Salvador insta a los extraviados a que se arrepientan. Los que
humillen su corazón y confiesen sus pecados, recibirán el perdón.
Sus transgresiones serán perdonadas. Pero el hombre que piensa que
es una debilidad de su parte confesar sus pecados, no obtendrá el
perdón ni verá a Cristo como su Redentor, pues perseverará en la
transgresión y cometerá una tras otra y añadirá pecado tras pecado.
¿Qué hará el tal hombre cuando los libros sean abiertos y cada uno
sea juzgado según lo que estuviere escrito en ellos?
El quinto capítulo de Apocalipsis debe estudiarse detenidamente.
Es de la mayor importancia para los que han de desempeñar una parte
en la obra de Dios en estos últimos días. Algunos están engañados.
No se percatan de lo que está por suceder en la tierra. Son víctimas
de un error fatal los que se han dejado confundir en lo que concierne
a la naturaleza del pecado. A menos que hagan un cambio decisivo,
serán hallados faltos cuando Dios pronuncie sus sentencias sobre los
hijos de los hombres. Habiendo transgredido la ley y quebrantado el
pacto eterno, recibirán un galardón correspondiente a sus obras.