Página 245 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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La distribución de responsabilidades
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engañan a sí mismos y se privan de las bendiciones reservadas a
los que creen y obedecen? El tiempo de gracia se prolonga todavía,
y se nos ofrece la posibilidad de apropiarnos de la esperanza que
el Evangelio nos presenta. Arrepintámonos, convirtámonos y aban-
donemos nuestros pecados, para que sean borrados. “El cielo y la
tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mirad también por vo-
sotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería
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y embriaguez, y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre
vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que
habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo
orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas
que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del hombre”.
Lucas
21:33-36
.
¿No prestaremos atención a las advertencias de Cristo? ¿No
nos arrepentiremos sinceramente mientras que la dulce voz de la
misericordia se deja oír todavía?
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro
Señor. Pero sabed esto, que si el padre de la familia supiese a qué
hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del
hombre vendrá a la hora que no pensáis. ¿Quién es, pues, el siervo
fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el
alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su
señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos
sus bienes le pondrá. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón:
Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y
aun a comer y a beber con los borrachos; vendrá el señor de aquel
siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará
duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y
el crujir de dientes”.
Mateo 24:42-51
.
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