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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
Si cada soldado de Cristo hubiese cumplido su deber, si cada
centinela puesto sobre los muros de Sion hubiese tocado la trompeta,
el mundo habría oído el mensaje de amonestación. Mas la obra ha
sufrido años de atraso. Entretanto que los hombres dormían, Satanás
se nos ha adelantado.
* * * * *
Debemos avanzar con firmeza, poniendo nuestra confianza en
Dios, haciendo su obra con abnegación, dependiendo humildemente
de él, entregándonos nosotros mismos a su sabia providencia, ahora
y para el futuro, reteniendo hasta el fin nuestra seguridad de los
primeros días, y recordando que las bendiciones celestiales no son la
recompensa de nuestros méritos, sino la recompensa de los méritos
de Cristo y de nuestra aceptación, por fe en él, de la abundante gracia
de Dios.
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