Página 37 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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La obra misionera de la iglesia
Dios espera un servicio personal de aquellos a quienes ha confia-
do el conocimiento de la verdad para este tiempo. No todos pueden ir
como misioneros a países lejanos, pero todos pueden ser misioneros
en el lugar donde viven, entre sus familiares y vecinos. Hay muchas
maneras como los miembros de la iglesia pueden dar el mensaje
a las personas con quienes se relacionan. Uno de los recursos que
tienen más éxito es vivir en forma útil, desinteresada y cristiana.
Los que luchan en la batalla de la vida con desventajas, pueden
ser refrescados y fortalecidos por las pequeñas atenciones que nada
cuestan. Las palabras bondadosas pronunciadas con sencillez, las pe-
queñas atenciones ofrecidas sinceramente, dispersarán las nubes de
la tentación y la duda que se acumulan sobre el alma. La expresión
sincera de una simpatía como la manifestada por Cristo, ofrecida
con sencillez, tiene poder para abrir las puertas de los corazones que
necesitan el toque sincero y delicado del espíritu de Cristo.
Jesús acepta con gozo los servicios de cualquier ser humano que
se entrega a él. Asocia lo humano con lo divino, a fin de comunicar al
mundo los misterios del amor encarnado. Sea este amor el objeto de
vuestras conversaciones, de vuestras oraciones y de vuestros cantos:
llenad el mundo con el mensaje de su verdad, y difundidlo por las
regiones lejanas.
Los seres celestiales están listos para cooperar con nosotros, a
fin de revelar al mundo lo que pueden llegar a ser los seres humanos,
y lo que puede realizarse por su influencia, para la salvación de las
almas que están apunto de perecer. Una persona verdaderamente
convertida está tan llena del amor de Dios, que anhela comunicar a
otros el gozo que posee. El Señor desea que su iglesia manifieste
al mundo los esplendores de la santidad y que demuestre el poder
de la religión cristiana. El cielo se ha de reflejar en el carácter del
cristiano. El cántico de agradecimiento y alabanza debe ser oído por
aquellos que están en las tinieblas. Esforzándonos por hacer bien a
otros, hemos de expresar nuestra gratitud por las buenas nuevas del
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