Página 42 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
de Dios, vi que una luz suave y radiante iluminaba las Escrituras,
y yo susurré: “Vé por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a
entrar, para que se llene mi casa”.
Lucas 14:23
.
Esta preciosa luz fue comunicada de casa en casa. La costum-
bre de celebrar el culto de familia, que en ciertos hogares fuera
abandonada, revivió y muchos fueron convertidos.
Hermanos y hermanas, consagraos al servicio del Señor. No
dejéis pasar ninguna ocasión favorable. Visitad a los enfermos y
dolientes y manifestadles interés verdadero. Si es posible, haced
algo para su mejoría. Así ganaréis sus corazones y podréis hablarles
del Salvador.
Sólo la eternidad podrá revelar el alcance de una obra tal. Otros
ramos de actividad se abrirán delante de aquellos que se muestren
dispuestos a cumplir sus deberes inmediatos. La mayor necesidad
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actual no es tanto de predicadores sabios y elocuentes como de
hombres y mujeres que hayan aprendido de Jesús de Nazaret a
ser mansos y humildes, y que confiados en su poder, irán por los
caminos y vallados para dar la invitación: “Venid, que ya está todo
preparado”.
Lucas 14:17
.
Los que conozcan cabalmente la agricultura, que sepan culti-
var la tierra y construir pequeñas casas, pueden hacerse muy útiles.
Mientras trabajan con sus manos, pueden demostrar por su carácter
el elevado nivel que nuestro pueblo puede alcanzar. Agricultores, in-
dustriales, albañiles, y otros hombres hábiles en sus oficios deberían
trasladarse a los campos que no reciben atención, para cultivar la
tierra, establecer industrias, construir hogares humildes para ellos
mismos e impartir a sus vecinos el conocimiento de la verdad para
nuestra época.
Una obra que conviene a las mujeres
Un vasto campo de actividad se abre delante de las mujeres así
como de los hombres. Se necesitan cocineras competentes, costu-
reras y enfermeras. Enseñad a los pobres a cocinar los alimentos,
a remendar sus ropas, a atender a los enfermos y a cuidar debida-
mente sus casas. Debiera acostumbrarse a los niños a hacerse útiles
prestando pequeños servicios a los que son menos favorecidos que
ellos.