Página 44 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 9
Decid a las personas con quienes os relacionéis que el fin de todas
las cosas está por sobrevenir. El Señor Jesucristo abrirá las puertas
de sus corazones y realizará impresiones durables en sus mentes.
Esforzaos por despertar a hombres y mujeres de su insensibi-
lidad espiritual. Decidles cómo encontrasteis a Jesús y habladles
de las bendiciones que habéis recibido mientras os ocupáis en su
servicio. Habladles de las bendiciones que recibís al sentaros a los
pies de Jesús para aprender preciosas lecciones de su palabra. Con-
tadles acerca del gozo y alegría que la vida cristiana proporciona.
Vuestras palabras afectuosas y fervientes los convencerán de que
habéis encontrado la perla de gran precio. Que vuestras palabras
gozosas y animadoras demuestren que realmente habéis encontrado
un camino mejor. Esta es la obra misionera genuina, y al hacerla,
muchos despertarán como de un sueño.
Aun mientras están entregados a sus ocupaciones habituales,
los hijos de Dios pueden llevar almas al Señor. Al hacerlo, tendrán
la reconfortante seguridad de la presencia del Salvador. No deben
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sentirse abandonados a sus débiles fuerzas. Cristo les dará palabras
adecuadas para consolar, animar y fortalecer a las pobres almas que
luchan en las tinieblas. Su propia fe se afirmará al ver el cumpli-
miento de la promesa del Redentor. No sólo beneficiarán a otros,
sino que la obra que hagan para Cristo será una fuente de bendición
para ellos mismos.
Muchos pueden y deben hacer la obra que acabo de mencionar.
Hermano mío, hermana mía, ¿qué haces tú para Jesús? ¿Te esfuerzas
por ser una bendición para otros? ¿Salen de tus labios palabras de
simpatía y amor? ¿Estás realizando esfuerzos fervientes por ganar
almas para el Salvador?
Consecuencias de la negligencia
Se hace comparativamente poco trabajo misionero y, ¿cuál es el
resultado? Las verdades que el Señor nos dio no son enseñadas. Hay
muchos en el pueblo de Dios que no crecen en la gracia. Muchos
son dados a las quejas. Los que nada hacen para ayudar a otros a
comprender la importancia de la verdad presente, tienen que sentirse
descontentos de sí mismos. Satanás aprovecha este hecho para im-
pulsarlos a la crítica y al resentimiento. Si se dedicasen activamente