Página 61 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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“De gracia recibisteis, dad de gracia”
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reconocen la supremacía y la dirección divinas, Dios preparará el ca-
mino delante de ellos y los bendecirá abundantemente. Les ayudará
a representar su bondad, amor y misericordia. Y la gloria del Señor
será su recompensa. Habrá gozo en las cortes celestiales, y gozo
puro y celestial llenará los corazones de las obreros. Para salvar a
las almas que perecen estarán dispuestos a gastar y gastarse, y sus
corazones se llenarán de amor y agradecimiento. El conocimiento de
que se encuentran en la presencia de Dios purificará y ennoblecerá
su experiencia, y los enriquecerá y fortalecerá. La gracia del cielo se
manifestará en su obra, en las conquistas efectuadas en la ganancia
de almas para Cristo.
De modo que nuestra obra en el mundo debe llevarse adelante.
Los mayordomos fieles deben depositar el dinero del Señor en su
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tesorería, para que los obreros puedan ser enviados a todas partes
en el mundo. La iglesia aquí en la tierra debe servir a Dios con
abnegación y espíritu de sacrificio. Así es como debe llevarse a cabo
su obra y ganarse los triunfos más gloriosos.
El amor por las almas perdidas llevó a Cristo a la cruz del Calva-
rio. El amor por las almas nos llevará a la abnegación y el sacrificio
para salvación de los que están perdidos. Y al devolver los segui-
dores de Cristo al Señor lo que le pertenece, están acumulando un
tesoro que será suyo cuando oigan las palabras: “Bien, buen siervo
y fiel... entra en el gozo de tu Señor”, “el cual por el gozo puesto
delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a
la diestra de Dios”.
Mateo 25:21
;
Hebreos 12:2
. El gozo de ver a los
que han sido salvados eternamente será la recompensa de todos los
que sigan en los pasos del Redentor.
* * * * *
“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por
todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”.
Romanos 8:32
.
Fue un costoso sacrificio el que realizó el Señor del cielo. La
benevolencia divina fue conmovida hasta sus insondables profun-
didades; fue imposible para Dios dar más. “Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”.
Juan 3:16
.