Página 85 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 9 (1998)

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Los congresos y nuestras publicaciones
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A los presidentes de las asociaciones, y a otros obreros que
ocupan posiciones de responsabilidad, quiero decir: Hagamos todo
lo posible para hacer comprender a los profesores relacionados con
nuestras instituciones educativas, el gran valor de las bendiciones que
aguardan a los que procuran con diligencia utilizar en la mejor forma
posible el don de
Palabras de vida del gran Maestro
. Animemos
a los profesores a unirse con muchos de sus alumnos en el estudio
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con oración de este libro, como preparación para salir con ellos a
la distribución activa de esta obra. Ayudemos a los educadores a
comprender su responsabilidad en este asunto. Hagamos todo lo
posible para reanimar la obra de distribución de
Palabras de vida del
Gran Maestro
, y para iniciar planes de realizar una campaña activa
con
El ministerio de curación
.
Cuando los profesores y los alumnos se dediquen con entusiasmo
a este trabajo, obtendrán una experiencia que los preparará para
llevar a cabo un servicio valioso en relación con nuestras reuniones
campestres de reavivamiento espiritual. Mediante la instrucción
que puedan proporcionar a los creyentes que asistan, y la venta de
numerosos libros en los lugares donde se efectúen esas reuniones,
los alumnos y profesores de los colegios podrán realizar su parte en
alcanzar a las multitudes que necesitan recibir el mensaje del tercer
ángel. Que todos acepten noblemente su parte en la tarea de mostrar
a nuestros propios miembros la forma de comunicar el mensaje a
sus amigos y vecinos.
Cuando seguimos los planes del Señor, colaboramos con Dios.
Cualquiera que sea nuestro cargo: presidente de asociación, predica-
dor, maestro, alumno o simplemente miembro de iglesia, el Señor
nos considera responsables de cómo aprovechamos nuestras opor-
tunidades de dar la luz a quienes necesitan la verdad presente. Uno
de los mejores medios que él nos ha confiado lo constituyen las pu-
blicaciones. En nuestras escuelas y sanatorios, en nuestras iglesias
y más particularmente en nuestros congresos, debemos aprender a
hacer uso juicioso de este precioso medio. Allí, obreros escogidos
deben enseñar con paciencia a nuestro pueblo a acercarse de un
modo amable a los que no son creyentes y colocar en sus manos
las publicaciones que con poder y claridad presentan la verdad para
nuestra época.