¿Puede el hombre comunicarse con la divinidad?
            
            
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              a Dios sintiéndonos desamparados y necesitados, como realmente
            
            
              somos, y con fe humilde y confiada presentamos nuestras necesida-
            
            
              des a Aquel cuyo conocimiento es infinito y que ve toda la creación
            
            
              y todo lo gobierna por su voluntad y palabra, El puede y quiere aten-
            
            
              der a nuestro clamor, y hará resplandecer la luz en nuestro corazón.
            
            
              Por la oración sincera nos ponemos en comunicación con la mente
            
            
              del Infinito. Quizás no tengamos al instante alguna prueba notable
            
            
              de que el rostro de nuestro Redentor se inclina hacia nosotros con
            
            
              compasión y amor; y sin embargo es así. Tal vez no sintamos su
            
            
              toque manifiesto, mas su mano se extiende sobre nosotros con-amor
            
            
              y piadosa ternura.
            
            
              Cuando imploramos misericordia y bendición de Dios, debemos
            
            
              tener un espíritu de amor y perdón en nuestro propio corazón. ¿Cómo
            
            
              podemos orar: “Perdónanos nuestras deudas,
            
            
              como
            
            
              también noso-
            
            
              tros perdonamos a nuestros deudores,
            
            
            
            
              y abrigar, sin embargo, un
            
            
              espíritu que no perdona? Si esperamos que nuestras oraciones sean
            
            
              oídas, debemos perdonar a otros como esperamos ser perdonados
            
            
              nosotros.
            
            
              [98]
            
            
              La perseverancia en la oración ha sido constituida en condición
            
            
              para recibir. Debemos orar siempre si queremos crecer en fe y en ex-
            
            
              periencia. Debemos ser “perseverantes en la oración.
            
            
            
            
              “Perseverad
            
            
              en la oración, velando en ella, con acciones de gracia.
            
            
            
            
              El apóstol
            
            
              Pedro exhorta a los cristianos a que sean “sobrios, y vigilantes en las
            
            
              oraciones.
            
            
            
            
              El apóstol Pablo aconseja: “En todas las circunstancias,
            
            
              por medio de la oración y la plegaria, con acciones de gracias, den-
            
            
              se a conocer vuestras peticiones a Dios.
            
            
            
            
              Dice Judas: “Vosotros
            
            
              empero, hermanos, ... orando en el Espíritu Santo, guardaos en el
            
            
              amor de Dios.
            
            
            
            
              Orar sin cesar es mantener una unión continua del
            
            
              alma con Dios, de modo que la vida de Dios fluya a la nuestra, y de
            
            
              nuestra vida la pureza y la santidad refluyan a Dios.
            
            
              Es necesario ser diligentes en la oración; ninguna cosa os lo
            
            
              impida. Haced cuanto podáis para que haya una comunión continua
            
            
              entre el Señor Jesús y vuestra alma. Aprovechad toda oportunidad
            
            
              de ir adonde se suela orar. Los que están realmente procurando man-
            
            
              tenerse en comunión con Dios asistirán a los cultos de oración, serán
            
            
              fieles en cumplir su deber, y ávidos y ansiosos de cosechar todos los
            
            
              beneficios que puedan alcanzar. Aprovecharán toda oportunidad de
            
            
              colocarse donde puedan recibir rayos de luz celestial.