Página 73 - El Camino a Cristo (1993)

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¿Puede el hombre comunicarse con la divinidad?
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a Dios sintiéndonos desamparados y necesitados, como realmente
somos, y con fe humilde y confiada presentamos nuestras necesida-
des a Aquel cuyo conocimiento es infinito y que ve toda la creación
y todo lo gobierna por su voluntad y palabra, El puede y quiere aten-
der a nuestro clamor, y hará resplandecer la luz en nuestro corazón.
Por la oración sincera nos ponemos en comunicación con la mente
del Infinito. Quizás no tengamos al instante alguna prueba notable
de que el rostro de nuestro Redentor se inclina hacia nosotros con
compasión y amor; y sin embargo es así. Tal vez no sintamos su
toque manifiesto, mas su mano se extiende sobre nosotros con-amor
y piadosa ternura.
Cuando imploramos misericordia y bendición de Dios, debemos
tener un espíritu de amor y perdón en nuestro propio corazón. ¿Cómo
podemos orar: “Perdónanos nuestras deudas,
como
también noso-
tros perdonamos a nuestros deudores,
y abrigar, sin embargo, un
espíritu que no perdona? Si esperamos que nuestras oraciones sean
oídas, debemos perdonar a otros como esperamos ser perdonados
nosotros.
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La perseverancia en la oración ha sido constituida en condición
para recibir. Debemos orar siempre si queremos crecer en fe y en ex-
periencia. Debemos ser “perseverantes en la oración.
“Perseverad
en la oración, velando en ella, con acciones de gracia.
El apóstol
Pedro exhorta a los cristianos a que sean “sobrios, y vigilantes en las
oraciones.
El apóstol Pablo aconseja: “En todas las circunstancias,
por medio de la oración y la plegaria, con acciones de gracias, den-
se a conocer vuestras peticiones a Dios.
Dice Judas: “Vosotros
empero, hermanos, ... orando en el Espíritu Santo, guardaos en el
amor de Dios.
Orar sin cesar es mantener una unión continua del
alma con Dios, de modo que la vida de Dios fluya a la nuestra, y de
nuestra vida la pureza y la santidad refluyan a Dios.
Es necesario ser diligentes en la oración; ninguna cosa os lo
impida. Haced cuanto podáis para que haya una comunión continua
entre el Señor Jesús y vuestra alma. Aprovechad toda oportunidad
de ir adonde se suela orar. Los que están realmente procurando man-
tenerse en comunión con Dios asistirán a los cultos de oración, serán
fieles en cumplir su deber, y ávidos y ansiosos de cosechar todos los
beneficios que puedan alcanzar. Aprovecharán toda oportunidad de
colocarse donde puedan recibir rayos de luz celestial.