La fuente de regocijo y felicidad
            
            
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              ¿Hacemos bien en ser así incrédulos? ¿Por qué ser ingratos y
            
            
              desconfiados? Jesús es nuestro amigo; todo el cielo está interesado
            
            
              en nuestro bienestar. No debemos tolerar que las perplejidades y
            
            
              congojas cotidianas aflijan nuestro espíritu y obscurezcan nuestro
            
            
              semblante. Si lo permitimos, habrá siempre algo que nos moleste
            
            
              y fatigue. No debemos dar entrada a los cuidados que sólo nos
            
            
              inquietan y agotan pero no nos ayudan a soportar las pruebas.
            
            
              Podéis estar perplejos en los negocios; vuestra perspectiva puede
            
            
              ser cada día más sombría, y podéis estar amenazados de pérdidas;
            
            
              pero no os descorazonéis; confiad vuestras cargas a Dios y permane-
            
            
              ced serenos y alegres. Pedid sabiduría para manejar vuestros asuntos
            
            
              con discreción, a fin de evitar pérdidas y desastres. Haced todo lo
            
            
              que esté de vuestra parte para obtener resultados favorables. El Señor
            
            
              Jesús nos prometió su ayuda, pero sin eximirnos de hacer lo que esté
            
            
              de nuestra parte. Si confiando en nuestro Ayudador hemos hecho
            
            
              todo lo que podíamos, aceptemos con buen ánimo los resultados.
            
            
              No es la voluntad de Dios que su pueblo esté abrumado por el
            
            
              peso de la congoja. Pero tampoco nos engaña. No nos dice: “No
            
            
              temáis; no hay peligros en vuestro camino.” El sabe que hay pruebas
            
            
              [123]
            
            
              y peligros, y nos trata con franqueza. No se propone sacar a su
            
            
              pueblo de en medio de este mundo de pecado y maldad, pero le
            
            
              ofrece un refugio que nunca falla. Su oración por sus discípulos fué:
            
            
              “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.”
            
            
              “En el mundo—dice,—tendréis tribulación; pero tened buen ánimo;
            
            
              yo he vencido al mundo.
            
            
            
            
              En el sermón sobre el monte Cristo enseñó a sus discípulos
            
            
              preciosas lecciones en cuanto a la necesidad de confiar en Dios. Estas
            
            
              lecciones tenían por fin alentar a los hijos de Dios a través de los
            
            
              siglos, y han llegado a nuestra época llenas de instrucción y consuelo.
            
            
              El Salvador llamó la atención de sus discípulos a cómo las aves del
            
            
              cielo entonan sus dulces cantos de alabanza sin estar abrumadas por
            
            
              los cuidados de la vida, a pesar de que “no siembran, ni siegan.” Y
            
            
              sin embargo, el gran Padre celestial les provee lo que necesitan. El
            
            
              Salvador pregunta: “¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
            
            
            
            
              El gran Dios que provee para los hombres y las bestias extiende su
            
            
              mano y suple las necesidades de todas sus criaturas. Las aves del
            
            
              cielo no son tan insignificantes que no las note. El no les pone el
            
            
              alimento en el pico, mas hace provisión para sus necesidades. Deben