Página 45 - El Conflicto Inminente (1969)

Basic HTML Version

¿Pueden hablarnos nuestros muertos?
41
y hacen poca distinción entre el bien y el mal. La justicia de Dios,
su reprobación del pecado, las exigencias de su santa ley, todo eso
lo pierden de vista. Enseñan al pueblo a que mire el Decálogo como
si fuera letra muerta. Fábulas agradables y encantadoras cautivan
los sentidos e inducen a los hombres a que rechacen la Biblia como
[44]
fundamento de su fe. Se niega a Cristo tan descaradamente como
antes; pero Satanás ha cegado tanto al pueblo que no discierne el
engaño.
Pocas son las personas que tienen justo concepto del poder
engañoso del espiritismo y del peligro que hay en caer bajo su
influencia. Muchas personas juegan con él sin otro objeto que el de
satisfacer su curiosidad. No tienen fe verdadera en él y se llenarían
de horror al pensar en abandonarse al dominio de los espíritus. Pero
se aventuran en terreno vedado y el poderoso destructor ejerce su
ascendiente sobre ellos contra su voluntad. Pero una vez que los
induce a abandonar sus inteligencias a su dirección, los mantiene
cautivos. Es imposible que con su propia fuerza rompan el encanto
hechicero y seductor. Sólo el poder de Dios otorgado en contestación
a la fervorosa oración de fe, puede libertar a esas almas prisioneras.
Todos aquellos que conservan y cultivan rasgos pecaminosos
de carácter, o que fomentan un pecado conocido, atraen las tenta-
ciones de Satanás. Se separan de Dios y de la protección de sus
ángeles, y cuando el maligno les tiende sus redes quedan indefensos
y se convierten en fácil presa. Los que de tal suerte se abandonan
al poder satánico no comprenden adónde los llevará su conducta.
Pero, después de haberlos subyugado por completo, el tentador los
empleará como agentes para empujar a otros a la ruina.
El profeta Isaías dice: “Y cuando os dijeren: Acudid a los espíri-
tus y a los adivinos, que chirrían y mascullan; responded: ¿No debe
un pueblo acudir más bien a su Dios? ¿por los vivos acaso se ha de
acudir a los muertos? ¡A la ley y al testimonio! si no hablaren con-
forme a esta palabra, son aquellos para quienes no ha amanecido.”
Isaías 8:19, 20 (VM)
. Si los hombres hubiesen querido recibir la
verdad tan claramente expresada en las Santas Escrituras, referente
a la naturaleza del hombre y al estado de los muertos, reconocerían
en las declaraciones y manifestaciones del espiritismo la operación
de Satanás con poder y con prodigios mentirosos. Pero en vez de re-
[45]
nunciar a la libertad tan cara al corazón pecaminoso y a sus pecados