Página 41 - Cartas a J

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Cuando el amor es ciego
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salvación de sus almas. No quisieron admitir que alguien, fuera de
ellos, pudiese saber algo en cuanto al asunto, cuando si hubiesen
aceptado los consejos, se habrían ahorrado años de ansiedad y penas.
Pero son inútiles los consejos dados a aquellos que están resueltos
a hacer su voluntad. A tales individuos, la pasión los hace pasar
por encima de todas las barreras que puedan oponer la razón y el
criterio
Pese cada sentimiento, y observe todo desarrollo del carácter en
la persona con la cual piensa ligar el destino de su vida. El paso que
usted está por dar es uno de los más importantes de su vida, y no
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debiera ser tomado con precipitación. Si bien usted puede amar, no
ame ciegamente
Hermano, espero que tengas suficiente respeto por ti mismo para
evitar esta forma de noviazgo. Si sólo tienes en vista la gloria de
Dios, procederás con deliberada prudencia. No permitirás que un
sentimentalismo amoroso ciegue de tal modo tu visión que no puedas
discernir los derechos que Dios tiene sobre ti como cristiano
En esta carta se plantean varios interrogantes muy
serios. Parece que ambos eran demasiado jóvenes e in-
maduros como para pensar en el matrimonio. La carta
sugiere algunas evidencias de esa inmadurez. Se obser-
va un problema de superficialidad de parte de la niña.
También se considera la cuestión de si lo que sienten es
amor real o infatuación. Elena G. de White insta a este
joven a ser previsor más bien que pensar solamente en
el momento presente.
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Salem, Oregon
Junio 8, 1880
Muy estimado Juan,
Me siento apenada de que te hayas enredado en un flirteo con
Isabel. En primer lugar, tu ansiedad sobre este asunto es prematura
.
Te hablo como alguien que tiene experiencia. Espera hasta que
tengas algún conocimiento exacto de ti mismo y del mundo, y de las