Página 85 - Cartas a J

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¿Andarán dos juntos si no estan de acuerdo?
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después
. Como lo sugiere esta carta, “es cuestión de
vida o muerte”.
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Copenhague, Dinamarca
Junio 3, 1887
Querida Rosa,
He sabido que estás pensando casarte con un hombre que no
es creyente. No puedo escribirte ahora una carta larga, pero qui-
siera decirte que si das este paso estás apartándote de la clarísima
prohibición de la Palabra de Dios y no puedes esperar o reclamar
su bendición sobre una unión tal. Todas las promesas de Dios están
condicionadas a la obediencia
.
Satanás está listo para cegar la mente y el alma del que siga
una conducta directamente contraria a la expresa voluntad de Dios,
a fin de separar a esa alma de Dios, intervenir con sus tentaciones
y obtener el control sobre la mente y los afectos del corazón. Es el
plan estudiado de Satanás llevar a las almas a apartarse de Aquel
que es poderoso en consejo a fin de que se entreguen a la persuasión
de mentes que no tienen el amor de Dios y que no aman la verdad
.
Dios te ha bendecido con gran luz y el Señor espera que estudies
su voluntad, a fin de que sigas cuidadosamente las direcciones que
se te dan en su Palabra. Estás enceguecida, estás siendo entrampada
para tu ruina. Tienes razones para sentirte agradecida a Dios cada
hora. Apóyate en él, cuya sabiduría se da en consejo en su santa
Palabra. El se preocupa por sus hijos más de lo que lo hace el padre
más afectuoso. Ve el fin desde el principio, y por esta razón nos ha
dejado promesas y advertencias y ha prohibido a sus hijos seguir
cierto proceder que sería ruinoso para ellos
.
El apóstol Pablo envía una nota de advertencia acerca de este
asunto para este tiempo. “No os unáis en yugo desigual con los
incrédulos, porque, ¿qué compañerismo tiene la justicia con la in-
justicia? ¿y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia
Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué
acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros
sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré
entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual,
salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis
lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros Padre y vosotros