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Consejos para los Maestros
obra ellos mismos; sino que darán fuerza y eficiencia a los que, en
el temor de Dios, procuren educar a los jóvenes para una vida de
utilidad.
* * * * *
Nuestras escuelas son los instrumentos especiales del Señor para
preparar a los niños y a los jóvenes para la obra misionera. Los
padres deben comprender su responsabilidad, y ayudar a sus hijos
a apreciar los grandes privilegios y las bendiciones que Dios les ha
provisto en las ventajas educativas.
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Pero su educación doméstica debe guardar paso con su educa-
ción en los ramos misioneros. En la infancia y la juventud, deben
combinarse la educación práctica y la literaria. Se debe enseñar a
los niños a tomar parte en los deberes domésticos. Debe instruírse-
les acerca de cómo ayudar a sus padres en las cosas pequeñas que
pueden hacer. Su mente debe aprender a pensar, y deben ejercitar
su memoria para recordar el trabajo que se les haya asignado; y al
adquirir hábitos que los hagan útiles en el hogar, se están educando
en los deberes prácticos apropiados a su edad.
Si a los niños se les imparte la debida preparación en el hogar,
no se los encontrará en las calles asimilando la educación azarosa
que muchos reciben. Los padres que aman a sus hijos de una manera
sensata, no les permitirán desarrollarse con hábitos de pereza y
en la ignorancia de cómo se realizan los deberes domésticos. La
ignorancia no es aceptable para Dios, y es desfavorable para la
ejecución de su obra.
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