Página 259 - Consejos para los Maestros (1971)

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La educación práctica
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prevalezca el espíritu de censura, porque el Espíritu de Cristo queda
agraviado cuando se pronuncian palabras de crítica cruel contra
los que han hecho lo mejor que podían. En la Palabra de Dios hay
palabras de estímulo tanto como de prevención. No permita Dios
que sean debilitadas las manos de los que están procurando llevar
adelante una actividad.
Quiero instar a que se aliente a nuestras escuelas en sus esfuer-
zos para el adiestramiento de los jóvenes en la agricultura y otras
actividades industriales. Cuando, en los negocios comunes, se inicia
algo y se hacen preparativos para el desarrollo futuro, con frecuen-
cia hay una pérdida financiera. Pero recordemos la bendición que
imparte a los alumnos el ejercicio físico. Muchos estudiantes han
muerto mientras procuraban adquirir una educación, debido a que
se limitaban demasiado al esfuerzo mental.
No debemos ser estrechos en nuestros planes. En el adiestra-
miento industrial hay ventajas que no se perciben, que no pueden
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ser medidas ni calculadas. No lamente nadie el esfuerzo necesario
para llevar adelante con éxito el plan que durante años nos ha sido
presentado como de importancia primordial.
* * * * *
Los maestros tendrán que arrostrar pruebas. Los desalientos se
acumularán sobre ellos mientras vean que su trabajo no es apreciado.
Satanás se esforzará por afligirlos con achaques corporales, esperan-
do inducirlos a murmurar contra Dios, a cerrar sus ojos con respecto
a su bondad, su misericordia, su amor y el excelso peso de gloria
que aguarda al vencedor. En tales ocasiones, recuerden los maestros
que Dios los está conduciendo a una confianza más perfecta en él.
Si en su perplejidad quieren mirar a él con fe, los sacará del horno
de prueba refinados y purificados como el oro que es probado en el
fuego.
Diga la persona apremiada y cruelmente probada: “Aunque él
me matare, en él esperaré”. “Aunque la higuera no florezca, ni en las
vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados
no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no
haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me
gozaré en el Dios de mi salvación”.
Job 13:15
;
Habacuc 3:17, 18
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