Las diversiones mundanales
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Pero hay una clase de reuniones sociales de un carácter comple-
tamente diferente, partidas de placer que han deshonrado nuestras
instituciones y la iglesia. Estimulan el orgullo de la indumentaria
y de la apariencia, la complacencia propia, la hilaridad y el espíri-
tu trivial. Satanás es agasajado como un huésped honrado y toma
posesión de los que patrocinan estas reuniones.
Me fue mostrada una visión de una compañía tal, donde se habían
congregado los que profesan creer la verdad. Uno estaba sentado
frente a un instrumento de música, y se oían cantos que hacían
llorar a los ángeles que todo lo observaban. Había alegría, había
risa grosera, había mucho entusiasmo, y cierta clase de inspiración;
pero la alegría era de la clase que sólo Satanás puede crear. Es un
entusiasmo y una infatuación de los cuales se avergonzarán todos
los que aman a Dios. Prepara a quienes participan en ello para los
pensamientos y los actos profanos. Tengo motivos para creer que
algunos de los que participaron en aquella escena, se arrepintieron
de corazón de su actuación vergonzosa.
Muchas reuniones tales me han sido presentadas. He visto la
alegría, la ostentación de la indumentaria, el atavío personal. Todos
quieren ser considerados brillantes y se entregan a la hilaridad, a
las bromas insensatas, a la adulación baja y grosera y a las risas
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ruidosas. Los ojos chispean, las mejillas están rojas, la conciencia
duerme. Comen, beben y se alegran, y hacen cuanto pueden para
olvidarse de Dios. La escena de placer es su paraíso. Y el cielo mira,
viéndolo y oyéndolo todo...
El tenor de la conversación revela el tesoro del corazón. Las
palabras triviales, comunes, de adulación, los dichos que se creen
ingeniosos, expresados para causar risa, son mercadería de Satanás,
y todos los que participan en esta conversación están negociando con
sus mercaderías. El oír estas cosas hace impresiones similares a las
que se hicieron en Herodes cuando la hija de Herodías bailó delante
de él. Todas estas acciones quedan registradas en los libros del
cielo; y en el último gran día aparecerán en su verdadera luz delante
de los culpables. Todos discernirán entonces la acción engañosa
y seductora del diablo para llevarlos al camino ancho y la puerta
espaciosa que conducen a la ruina.
Satanás ha estado multiplicando sus trampas en _____; y los
cristianos profesos, pero superficiales en su carácter y experiencia