Página 294 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
y pronunciado sentencia sobre él, como los judíos sobre la obra de
Cristo. Entiendan todos los que están en nuestras instituciones que
ellos no han sido comisionados para dirigir la obra del Espíritu Santo
y decir cómo éste se ha de representar. Han sido culpables de hacer
esto. El Señor nos perdone, es mi oración. En vez de reprimirlo y
rechazarlo, como se ha hecho, se debiera dar la bienvenida al Espíritu
y favorecer su presencia.
Cuando os santifiquéis por la obediencia a la Palabra, el Es-
píritu Santo os dará vislumbres de las cosas celestiales. Cuando
busquéis a Dios con humillación y fervor, las palabras que habéis
hablado en acentos helados, arderán en vuestro corazón; la verdad
no languidecerá entonces sobre vuestras lenguas...
Maestros, confiad en Dios y avanzad. “Bástate mi gracia” (
2
Corintios 12:9
), es la promesa del gran Maestro. Aprended la ins-
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piración de las palabras, y nunca habléis con duda e incredulidad.
Sed enérgicos. No hay servicio a medias en la religión pura y sin
mancha. “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda
tu alma, y con toda tu mente, y con todas tus fuerzas”.
Marcos 12:30
.
De aquellos que creen en la Palabra de Dios, se exige la más alta y
santificada ambición.
Decid a vuestros alumnos que el Señor Jesús ha hecho toda pro-
visión para que vayan adelante, como vencedores y para vencer.
Inducidlos a confiar en la promesa divina: “Si alguno de vosotros
tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundante-
mente y sin reproche, y le será dada”.
Santiago 1:5
...
De Dios, fuente de sabiduría, procede todo conocimiento que
es de valor para el hombre, todo lo que el intelecto puede asir o
retener. El fruto del árbol que representa el bien y el mal no ha de
ser arrancado ávidamente porque lo recomiende el que fue una vez
un brillante ángel de gloria. El ha dicho que si los hombres comen
de él, conocerán el bien y el mal; pero no lo toquéis. El verdadero
conocimiento no proviene de los hombres incrédulos o perversos.
La Palabra de Dios es luz y verdad. La verdadera luz resplandece
de Jesucristo, que “alumbra a todo hombre”.
Juan 1:9
. Del Espíritu
Santo procede el conocimiento divino. El sabe que la humanidad
necesita fomentar la paz, la felicidad y el descanso aquí en este
mundo, y asegurarse el descanso eterno en el reino de Dios.
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