Página 341 - Consejos para los Maestros (1971)

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Una rápida preparacion para el trabajo
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humilde hasta que se enterneciese su corazón... no propenderían
tanto a magnificar su propia capacidad, o a procurar demostrar que
la sabiduría de una educación avanzada puede reemplazar un sano
conocimiento de Dios...
Los discípulos de Cristo no están llamados a magnificar a los
hombres, sino a Dios, fuente de toda sabiduría. Den los educadores
al Espíritu Santo lugar para hacer su obra en los corazones humanos.
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El mayor Maestro está representado en nuestro medio por el Espíritu.
Por mucho que estudiéis, por muy alto que lleguéis, y aunque ocupéis
todo momento de vuestro tiempo de gracia en la prosecución del
conocimiento, no llegaréis nunca a ser completos. Cuando haya
terminado el tiempo, tendréis que haceros la pregunta: ¿Qué bien he
hecho a los que estaban en las tinieblas de la medianoche? ¿A quién
he comunicado el conocimiento de Dios, o aun el conocimiento de
las cosas por las cuales he gastado tanto tiempo y dinero?
Pronto se dirá en el cielo: “Hecho es”. “El que es injusto, sea
injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que
es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese
todavía. He aquí yo vengo presto, y mi galardón conmigo, para
recompensar a cada uno según sea su obra”.
Apocalipsis 22:11, 12
.
Cuando se promulgue esa decisión, todo caso estará ya decidido.
Mucho mejor sería para los obreros cargarse menos, y atender
a su obra despacio y humildemente, llevando el yugo de Cristo y
llevando sus cargas, que dedicar años de preparación para una gran
obra, y luego dejar de llevar hijos e hijas a Dios, dejar de alcanzar
trofeos para ponerlos a los pies de Jesús...
¿Cuántos de los que conocen la verdad para este tiempo están
obrando en armonía con estos principios? Es verdad que se está
haciendo algo; pero debiera hacerse más, mucho más. La obra se
está acumulando y está disminuyendo el tiempo para hacerla. Todos
debieran ser ahora luces ardientes y brillantes; sin embargo, muchos
no mantienen sus lámparas alimentadas con el aceite de la gracia,
aderezadas y ardiendo, de manera que la luz pueda brillar hoy. De-
masiados están contando con un largo período para mañana; pero
eso es un error. Edúquese cada uno de tal manera que muestre la
importancia de la obra especial para hoy. Trabaje cada uno para
Dios y para las almas; manifieste cada uno sabiduría, y nunca sea
hallado ocioso, aguardando que alguien lo ponga a trabajar. Ese
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