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Consejos para los Maestros
“Estudiemos juntos. No tengo nada que no podáis recibir si abrís
vuestra mente a las enseñanzas de Cristo. La Biblia es vuestro libro
guía, y el mío. Preguntando podréis sugerirme ideas nuevas. Las
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diversas maneras de expresar la verdad que estamos estudiando trae-
rán luz a nuestra clase. Si cualquier explicación de la Palabra difiere
de vuestra comprensión no vaciléis en presentar vuestra opinión
al respecto. Resplandecerá la luz sobre nosotros mientras con la
mansedumbre y humildad de Cristo estudiemos juntos”.
Esta es la manera en que se dirigían las escuelas de los profetas.
Durante la clase se daba tiempo a los alumnos para estudiar fiel-
mente los pensamientos presentados. Los corazones se conmovían,
se oía la voz de alabanza y agradecimiento. El Evangelio sagra-
do se humanizaba, como en las enseñanzas de Cristo. Mucho se
lograba por los maestros y los alumnos. Se daba tiempo para que
cada uno participase en el festín celestial, para estudiar las verdades
presentadas, y luego añadir lo que habían recibido de Dios.
Cuando los maestros y los alumnos alberguen el espíritu correc-
to, tendrán gracia especial de Dios, bastante para cada uno, bastante
para todos, en forma continua e imperecedera. Mientras el educador
aprende del Maestro divino, la Biblia viene a ser un libro de texto
como Dios quiso que fuera, Libro que da conceptos claros a los
que se esfuerzan por comprender sus grandes y gloriosas verdades.
Mientras los estudiantes buscan la verdad como el tesoro escondido,
su mente se enriquece con el más sublime de todos los conocimien-
tos. Se derrama en ella un raudal de luz acerca del problema de la
vida humana. Ven cómo es posible que hombres y mujeres sean
santificados por creer la verdad como es en Jesús.
* * * * *
Las joyas de la verdad yacen dispersas por el campo de la revela-
ción; pero han sido sepultadas bajo tradiciones humanas, bajo dichos
y mandamientos de hombres; y la sabiduría del cielo ha quedado casi
ignorada. Satanás ha logrado hacer creer al mundo que las palabras
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y las adquisiciones de los hombres son de grande consecuencia. Hay
venas de verdad que descubrir todavía; pero las cosas espirituales se
disciernen espiritualmente. Un pasaje de la Escritura resultará ser
una llave que abrirá otros pasajes, y de esta manera la luz se derrama