Página 372 - Consejos para los Maestros (1971)

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Consejos para los Maestros
buscar, cuyo artífice y hacedor es Dios? Nuestros libros de texto
deben contener los temas más sublimes de reflexión. El cielo es
nuestro hogar. Nuestra ciudadanía está arriba, nuestra vida no debe
dedicarse a un mundo que pronto ha de ser destruido...
Tomad la Biblia como libro de estudio, y ved si no seréis llenos
del amor de Dios. Vuestro corazón puede ser estéril, vuestro inte-
lecto débil; pero si queréis estudiar con oración la Palabra de Dios,
fulgurará la luz en vuestra mente. Dios obrará con todo estudiante
diligente. Los educadores que quieran aprender del gran Maestro,
comprenderán la ayuda de Dios como Daniel y sus compañeros,
acerca de quienes dice el relato: “A estos cuatro muchachos Dios
les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias: y
Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños”.
Daniel 1:17
...
Podría referirme a un capítulo tras otro de las Escrituras del An-
tiguo Testamento que contienen gran estímulo. Estas Escrituras son
un tesoro de perlas preciosas y todos las necesitan. ¡Cuánto tiempo
dedican los seres humanos inteligentes a las carreras de caballos y
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los certámenes de cricket y de pelota! Pero, ¿acaso la participación
en estos deportes dará a los hombres un deseo de conocer la verdad
y la justicia? ¿Mantendrá a Dios en sus pensamientos? ¿Los inducirá
a preguntar: Cómo está mi alma?
Todas las potestades de Satanás se ponen en acción para retener
la atención en las diversiones frívolas, y él consigue su objeto. Está
interponiendo sus designios entre Dios y el alma. El fabrica diver-
siones para impedir que los hombres piensen en Dios. El mundo,
lleno de deportes y amor a los placeres, está siempre sediento de
algún nuevo interés, pero ¡cuán poco tiempo y atención se dedican
al Creador de los cielos y de la tierra!
Dios invita a los hombres a verle en las maravillas de los cielos.
“Levantad en alto vuestros ojos—dice—y mirad quién creó estas
cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres;
ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su
dominio”.
Isaías 40:26
. Dios quiere que estudiemos las obras del
infinito, y aprendamos de ese estudio a amarle, reverenciarle y obe-
decerle. Los cielos y la tierra, con sus tesoros, enseñan las lecciones
del amor de Dios, de su cuidado y poder.
Dios invita a sus criaturas a apartar su atención de la perplejidad
que los rodea, y a admirar las obras de sus manos. Mientras las