Página 377 - Consejos para los Maestros (1971)

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Estudiad la Biblia por vosotros mismos
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debe recibir atención. Mientras estudiemos el Antiguo Testamento,
hallaremos fuentes vivas que borbotean donde el lector negligente
discierne solamente un desierto.
El Antiguo Testamento derrama luz sobre el Nuevo, y el Nuevo
sobre el Antiguo. Cada uno es una revelación de la gloria de Dios
en Jesús. Cristo manifestado a los patriarcas, simbolizado en los
servicios de los sacrificios, esbozado en la ley, y revelado por los
profetas, constituye las riquezas del Antiguo Testamento. Cristo en
su vida, en su muerte y su resurrección; Cristo manifestado por el Es-
píritu Santo, es el tesoro del Nuevo. Tanto el Nuevo como el Antiguo
Testamento presentan verdades que revelan continuamente nuevas
profundidades de significado al que las busca fervorosamente.
Cuando se despierte su verdadero amor por la Biblia, y el estu-
diante empiece a comprender cuán vasto es el campo y cuán precioso
su tesoro, entonces deseará aprovechar toda oportunidad de fami-
liarizarse con la Palabra de Dios. Su estudio no se limitará a un
tiempo ni lugar especial. Y esa preparación continua es uno de los
mejores medios para cultivar el amor por las Escrituras. Tenga el
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alumno su Biblia siempre consigo, y a medida que se presente la
oportunidad, lea un texto y medite sobre él. Mientras anda por las
calles, espera en una estación de ferrocarril, aguarda el momento
de una cita, aproveche la oportunidad de adquirir algún precioso
pensamiento del tesoro de verdad.
* * * * *
El estudiante de la Palabra no debe hacer de sus opiniones un
centro alrededor del cual gire la verdad. No ha de estudiarla con
el propósito de hallar pasajes para probar sus teorías, forzando su
significado, porque esto es torcer las Escrituras para su propia perdi-
ción. Tiene que despojarse de todo prejuicio, deponer sus propias
ideas en las puertas de la investigación, y buscar sabiduría de Dios
con ferviente oración, con corazón humilde y subyugado, con el yo
escondido en Cristo. Debe procurar hacer la voluntad revelada de
Dios porque concierne a su bienestar presente y eterno. Esta Palabra
es la guía por la cual debe aprender el camino a la vida eterna.
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