Página 381 - Consejos para los Maestros (1971)

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Se necesitan médicos evangelistas
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cida la iglesia, y todos los que se ligan por sus sagrados votos se
comprometen con ello a ser colaboradores con Cristo.
“Sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. Este mundo
es un vasto lazareto, pero Cristo vino para sanar a los dolientes,
proclamar la liberación de los cautivos de Satanás. Era en sí mismo
la salud y la fuerza. Impartió su vida a los enfermos, a los afligidos, a
los poseídos de los demonios. Sabía que muchos de los que le pedían
ayuda habían atraído la enfermedad sobre sí mismos; sin embargo
no se negaba a curarlos. Y cuando la virtud de Cristo entraba en esas
pobres almas, se convencían del pecado, y muchos eran sanados de
su enfermedad espiritual tanto como de sus dolencias físicas.
A muchos de los afligidos que recibieron sanidad, Cristo dijo:
“No peques más, para que no te venga alguna cosa peor”.
Juan 5:14
.
Así enseñó que la enfermedad es el resultado de violar las leyes de
Dios, tanto las naturales como las espirituales. La gran miseria que
hay en el mundo no existiría si los hombres hubiesen vivido desde el
principio en armonía con el plan del Creador. Hay condiciones que
deben ser observadas por los que quieren conservar la salud. Todos
deben aprender cuáles son. Al Señor no le agrada la ignorancia
respecto a sus leyes, sean naturales o espirituales. Hemos de ser
colaboradores con Dios para la devolución de la salud al cuerpo
tanto como al alma.
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Y tenemos que enseñar a otros a conservar y recuperar la salud.
Para los enfermos debemos usar los remedios que Dios ha provisto
en la naturaleza, y debemos señalarles a Aquel que es el único que
puede curar. Es nuestra obra presentarles a Cristo en los brazos de
nuestra fe. Debemos enseñarles a creer en el gran Médico. Hemos de
echar mano de sus promesas, y orar por la manifestación de su poder.
La misma esencia del Evangelio es la curación, y el Salvador quiere
que invitemos a los enfermos, a los desesperados y los afligidos, a
echar mano de su fuerza.
Nunca ha sido mayor que hoy la necesidad que tiene el mundo
de enseñanza y curación. Está lleno de necesitados que requieren
nuestra atención: los débiles, los impotentes, los ignorantes, los
degradados. La continua transgresión del hombre durante casi seis
mil años ha producido enfermedad, dolor y muerte. Multitudes están
pereciendo por falta de conocimiento.