Página 55 - Consejos para los Maestros (1971)

Basic HTML Version

El modelo celestial
51
A medida que en esta época el mundo caiga más y más bajo la
influencia de Satanás, los verdaderos hijos de Dios tendrán mayor
deseo de ser enseñados por él. Deben emplearse maestros que den
un molde celestial al carácter de los jóvenes. Bajo su influencia,
las prácticas insensatas y sin importancia se trocarán en prácticas y
hábitos propios de los hijos y las hijas de Dios.
A medida que se vuelva más pronunciada la maldad del mundo,
y las enseñanzas del maligno se desarrollen más plenamente y se las
acepte más ampliamente, las enseñanzas de Cristo se han de destacar,
ejemplificadas en la vida de hombres y mujeres convertidos. Los
ángeles están aguardando para cooperar en todo departamento de
la obra. Esto me ha sido presentado vez tras vez. En este tiempo,
el pueblo de Dios, hombres y mujeres verdaderamente convertidos,
han de aprender, bajo la enseñanza de maestros fieles, las lecciones
que aprecia el Dios del cielo.
La obra más importante de nuestras instituciones educativas
en este tiempo consiste en presentar ante el mundo un ejemplo
que honre a Dios. Los santos ángeles han de vigilar la obra por
intermedio de agentes humanos, y todo departamento ha de llevar la
marca de la excelencia divina.
Todas nuestras instituciones dedicadas a la salud, todas nuestras
casas editoras, todas nuestras instituciones de saber, han de ser di-
rigidas cada vez más de acuerdo con la instrucción dada. Cuanto
más sea reconocido Cristo como la cabeza de todas nuestras fuerzas
de trabajo, tanto más cabalmente quedarán nuestras instituciones
limpias de toda práctica común y mundana. La ostentación y la
afectación, y muchas de las manifestaciones que en lo pasado se
[57]
han revelado en nuestras escuelas, no hallarán cabida allí, cuando
maestros y alumnos procuren cumplir la voluntad de Dios en la tierra
como se cumple en el cielo. Cristo, como el principal agente activo,
modelará y amoldará los caracteres de acuerdo con el orden divino;
y estudiantes y maestros, comprendiendo que se están preparando
para la escuela superior de los atrios celestiales, pondrán a un lado
muchas cosas que ahora consideran necesarias, y magnificarán y
seguirán los métodos de Cristo.
El pensamiento de la vida eterna debe entretejerse con todo lo
que el cristiano emprenda. Si el trabajo realizado es agrícola o me-
cánico en su naturaleza puede, sin embargo, llevar el molde de lo