La riqueza es un talento confiado
            
            
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              deja que las almas perezcan en sus pecados mientras los miembros
            
            
              de iglesia que pretenden ser cristianos están utilizando los recursos
            
            
              sagrados de Dios en la gratificación de apetitos impíos y en la
            
            
              complacencia del yo.
            
            
              Como se desperdician los recursos
            
            
              ¡Qué enorme cantidad del capital confiado por Dios se gasta
            
            
              en la compra de tabaco, cerveza y licor! Dios ha prohibido todas
            
            
              estas complacencias porque destruyen el organismo humano. La
            
            
              complacencia en estas cosas hace que se sacrifique la salud y que
            
            
              se ofrezca la vida misma sobre el altar de Satanás. Los apetitos
            
            
              pervertidos debilitan el cerebro, de manera que los hombres no
            
            
              pueden pensar con agudeza y claridad y trazar planes que tengan
            
            
              éxito en los asuntos temporales; y mucho menos pueden dedicar un
            
            
              intelecto cultivado en sus transacciones religiosas. Son incapaces de
            
            
              discernir las cosas sagradas y eternas que están por encima de las
            
            
              que son comunes y temporales.
            
            
              Satanás ha inventado muchas formas de dilapidar los medios
            
            
              que Dios ha dado. Los juegos de naipes, las apuestas, los juegos
            
            
              de azar, las carreras de caballos y las representaciones teatrales son
            
            
              invenciones suyas, y él ha inducido a los hombres a promover estas
            
            
              diversiones con tanto celo como si estuvieran ganándose la preciosa
            
            
              dádiva de la vida eterna. Los hombres gastan sumas inmensas en
            
            
              estos placeres prohibidos, y como resultado su capacidad, que ha sido
            
            
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              comprada con la sangre del Hijo de Dios, es degradada y corrompida.
            
            
              Las facultades físicas, morales y mentales que se han recibido de
            
            
              Dios y que pertenecen a Cristo, son utilizadas celosamente al servicio
            
            
              de Satanás y para alejar a los seres humanos de la justicia y la
            
            
              santidad.
            
            
              Se inventa toda clase de cosas para apartar la mente de lo que es
            
            
              noble y puro, y ya casi se ha alcanzado el límite del tiempo cuando
            
            
              los habitantes del mundo llegarán a ser tan corruptos como eran los
            
            
              habitantes de la tierra antes del diluvio...