Página 139 - Consejos sobre Mayordom

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La riqueza es un talento confiado
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ser suya en el mejor de los casos tan sólo durante unos pocos años,
están realizando una elección insensata. Tal fue el cambio realizado
por Esaú cuando vendió su primogenitura por un plato de comida;
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por Balaam cuando rechazó el favor de Dios por la recompensa del
rey de Madián; por Judas cuando traicionó al Señor de gloria por
treinta piezas de plata.
La Palabra de Dios denuncia el amor al dinero como la raíz de
todos los males. El dinero en sí mismo es el don de Dios al hombre,
para que éste lo utilice con fidelidad en su servicio. Dios bendijo a
Abrahán y lo enriqueció con ganado, plata y oro. Y la Biblia declara,
como una evidencia del favor divino, que Dios dio a David, Salomón,
Josafat y Ezequías muchas riquezas y honor.
Tal como ocurre con otros dones de Dios, la posesión de rique-
zas produce un aumento de responsabilidad y tiene sus tentaciones
peculiares. Cuántos hay que en la adversidad han permanecido fieles
a Dios pero que han caído bajo las deslumbrantes seducciones de la
prosperidad. Con la posesión de riquezas se pone de manifiesto la
pasión dominante de una naturaleza egoísta. El mundo está maldeci-
do hoy por la desgracia de la codicia y los vicios de la complacencia
de los adoradores de Mammón.—
The Review and Herald, 16 de
mayo de 1882
.
Hay necesidad de talentos financieros
Los que pertenecen a las clases sociales más elevadas de la socie-
dad deben ser buscados con tierno afecto y consideración fraternal.
Esas clases han sido muy descuidadas. Es la voluntad del Señor que
los hombres a quienes él ha confiado oigan la verdad en una forma
diferente de como la han oído en lo pasado. Hombres de negocio
que ocupan cargos de responsabilidad, hombres con grandes facul-
tades inventivas y penetración científica y hombres de genio deben
encontrarse entre los primeros que han de escuchar el llamamiento
del Evangelio.
En el mundo hay hombres que poseen una capacidad de organi-
zación dada por Dios, a quienes se necesita en la promoción de la
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obra para estos tiempos finales. No todos son predicadores, pero se
necesitan hombres que puedan encargarse de la administración de
las instituciones que cuentan con industrias, hombres que puedan