Página 141 - Consejos sobre Mayordom

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Capítulo 29—Métodos para adquirir riquezas
Hay personas, aun entre los adventistas del séptimo día, que
están bajo la reprensión de la Palabra de Dios, debido a la forma
en que obtuvieron sus propiedades y las usan, actuando como si las
poseyeran, como si las hubieran creado, sin tener una consideración
por la gloria de Dios, y sin una ferviente plegaria para ser dirigidos
en la manera de adquirirlas o usarlas. Están haciendo una serpiente,
que los morderá como víbora.
Dios dice con respecto a su pueblo: “Mas su negociación y su
ganancia será consagrada a Jehová: no se guardará ni se atesorará”.
Pero muchos que profesan creer la verdad no quieren que Dios esté
en sus pensamientos, más de lo que los antediluvianos o sodomitas lo
querían. Un pensamiento sensato de Dios, despertado por el Espíritu
Santo, destruiría todos sus planes. El yo, el yo, el yo, ha sido su dios,
su alfa y su omega.
Los cristianos están seguros tan sólo al adquirir dinero en la
forma en que Dios lo indica, y al usarlo en las maneras en que él los
puede bendecir. Dios nos permite usar sus bienes con el único pro-
pósito de glorificarlo, a fin de que sean una bendición para nosotros,
de manera que seamos una bendición para los demás. Los que han
adoptado la máxima del mundo, y descartado las especificaciones
de Dios, los que se posesionan de todo lo que pueden obtener en ma-
teria de sueldos o bienes, son pobres, ciertamente pobres, porque la
ira de Dios está sobre ellos. Andan por sendas que ellos mismos han
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escogido, y deshonran a Dios, la verdad, su bondad, su misericordia,
su carácter.
Ahora, en el tiempo de gracia, estamos todos en un período de
prueba. Satanás trabaja con sus encantos y sus cohechos engañosos,
y algunos pensarán que por medio de sus planes han hecho una espe-
culación admirable. Pero he aquí que, cuando pensaban que estaban
levantándose con seguridad y se elevaban a sí mismos en el egoísmo,
descubrieron que Dios puede desparramar más rápidamente de lo
que ellos pueden juntar.—
Testimonios para los Ministros, 340, 341
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