Página 142 - Consejos sobre Mayordom

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Consejos sobre Mayordomía Cristiana
Integridad en los negocios
Si tratamos a nuestros semejantes con falta de honradez en las
cosas pequeñas, o defraudándolos en cosas más abiertas, trataremos
con Dios en la misma forma. Los que persisten en la falta de honra-
dez llevarán a cabo sus principios hasta que engañen a sus propias
almas y pierdan el cielo y la vida eterna. Sacrificarán el honor y
la religión por una pequeña ventaja mundana. Hay tales hombres
en nuestras propias filas, y tendrán que experimentar lo que signifi-
ca nacer de nuevo, o no podrán ver el reino de Dios. La honradez
debe marcar cada acción de nuestra vida. Los ángeles celestiales
examinan el trabajo que ha sido puesto en nuestras manos, y donde
nos hemos alejado de los principios de la verdad, estampan en los
registros la expresión “hallados faltos”.
Jesús dijo: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla
y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan”.
Mateo
6:19
. Tesoros son aquellas cosas que absorben la mente, y captan la
atención excluyendo a Dios y a la verdad.
El amor al dinero, que impulsa a la adquisición de tesoros terre-
nos, fue la pasión dominante de la época judía. Las consideraciones
superiores y eternas fueron subordinadas a la adquisición de rique-
zas e influencia mundanales. La mundanalidad usurpó el lugar de
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Dios y de la religión en el alma. El deseo avaro de riqueza ejer-
ció una influencia tan fascinante y hechizadora sobre la vida, que
produjo como resultado la perversión de la nobleza y la corrup-
ción de la humanidad de los hombres, hasta que se ahogaron en la
perdición. Nuestro Salvador dio una advertencia definida contra el
amontonamiento de tesoros en la tierra.
Todos los ramos comerciales y la gran diversidad de empleos
están bajo la mirada de Dios; y cada cristiano ha recibido la capa-
cidad de hacer algo en la causa del Maestro. Sea que los hombres
trabajen en el campo, en el almacén o en la oficina, serán hechos res-
ponsables por Dios del uso sabio y honrado de sus talentos. Son tan
responsables por
su
trabajo, como lo es el ministro que trabaja con la
Palabra y la doctrina. Si los hombres adquieren bienes en una forma
que no es aprobada por la Palabra de Dios, los consiguen sacrifican-
do los principios de la honradez. Un deseo excesivo por conseguir
ganancias inducirá hasta a los seguidores profesos de Cristo a imitar